Acerca de Hernando Colón y su asombrosa biblioteca - Borges sobre Emerson acerca de la biblioteca
"Emerson dijo que una biblioteca es un gabinete mágico en el que hay muchos espíritus hechizados. Despiertan cuando los llamamos; mientras no abrimos un libro, es libro, literalmente, geométricamente, es un volumen, una cosa entre las cosas. Cuando lo abrimos, cuando el libro da con su lector, ocurre el hecho estético.
Borges, Siete noches
https://www.larazon.es/cultura/hernando-colon-inventor-de-la-wikipedia-BH24987879
https://www.elmundo.es/cultura/2019/09/20/5d83bc6efc6c838e648b45c5.html
https://realbiblioteca.patrimonionacional.es/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?biblionumber=147401
LETRAS LIBRES
El catálogo de los libros náufragos
Para Gabriel Zaid, bibliófilo y humanista
La bibliothèque engloutie. La quête idéale du fils de Christophe Colomb, de Edward Wilson-Lee,
es ciertamente un
libro de historia, pero también una novela sobre ese personaje singular,
Hernando Colón, que consagró la vida a la memoria y rescate de su padre, y esa consagración tomó forma en el hecho de que fue el primero —y tal
vez el único— que heredó su fortuna… a su propia biblioteca, o más bien
al desarrollo del proyecto de la que sería la biblioteca privada más
grande del Renacimiento, cosa por demás extraña y fascinante.
La obra sobre Hernando Colón fue escrita originalmente en inglés por Edward Wilson Lee y se publicó con el título de The Catalogue of Shipwrecked Books en Inglaterra, Reino Unido, por William Collins. La versión que leo es la de la traducción francesa La bibliothèque engloutie, editada por Paulsen y publicada en París este año en traducción de Severine Weiss. El Memorial de los libros naufragados: Hernando Colón y la búsqueda de una biblioteca universal será publicado próximamente, en versión de María Dolores Ábalos, por el sello de Ariel de España.
Fascinante y bien escrita, es una biografía paralela a cinco bandas:
Hernando Colón, Cristóbal Colón, la del surgimiento de “América” en la
conciencia europea, la de la transformación de esta conciencia por los
viajes del famoso Almirante de la Mar Oceana, y la de la invención de
una biblioteca infinita modelada por este navegante en el mar del
conocimiento precursora de internet. Mucho de lo que cuenta suena
conocido. Pero Wilson Lee sabe atar los cabos de los documentos
notariales y de los testimonios de primera mano para dar una visión
refrescante y, sobre todo, armoniosa y estética, bella y convincente de
lo que podría llamarse el surgimiento del mundo trasatlántico como una
de las dimensiones del mundo renacentista. Una de las cosas que hace ver
Wilson Lee es el parentesco entre el nombre de Colón y la voz que
designa a la “colonización” —cosa en la que poco se repara. “La leyenda
oculta que igualmente por esta época, Colombo se volvió Colón —patronímico
con el cual fue conocido el resto de su existencia—, incluso si
Hernando afirma que cada nombre tenía un sentido simbólico: ‘Colombo’,
‘la paloma’ que, mensajera de Noé, se acerca en medio de las olas y
trae pruebas de la existencia de una tierra, firmando así la alianza
entre Dios y su pueblo; así como que ‘Colón’, que en griego
hace de Colón un ‘miembro’ del Cristo, un brazo que ejecuta sus órdenes y
anuncia que hará de los pueblos indígenas unos coloni, es decir ‘miembros de la Iglesia’ (aunque ¡no deja de ser irónico! que sea esa la raíz de la palabra ‘colonizar’)”.
Hernando o Fernando Colón honró la memoria de su padre con los hechos
y con los libros, en el mar y en la tierra, en las bibliotecas y en las
ciudades, entre los cosmógrafos y los reyes. Por ejemplo, consta en la
anotación que hace el hijo del descubridor al “ejemplar de las tragedias
senequistas que consta en la Colombina [que] fue adquirido en
Valladolid por don Fernando, hijo del descubridor, muchos años después
del descubrimiento, por 1518, y es de mano de don Fernando y no de su
padre la nota marginal que dice en latín: ‘Esta profecía fue realizada
por mi padre el Almirante Cristóbal Colón, el año de 1492.’” Según
recuerda Alfonso Reyes en “El cuento del Marsellés” (1942), en Junta de Sombras (1949), Obras completas,
t. XVII. La obra de Edward Wilson-Lee es una revelación. No sólo habla
de los viajes, de la persona y de los sufrimientos de ese atormentado y
tormentoso, ambicioso aspirante a santo y diestro navegante que fue
Cristóbal Colón, sino de la vida de su hijo Hernando, bibliófilo y
navegante, investigador y político e inventor, por sus formas de
catalogación y de comprensión matemática del mundo. Libro maravilloso y
prodigioso éste de Lee sobre Hernando Colón donde las figuras del
Renacimiento bajan de sus pedestales para hablarle al lector en persona a
través de ese hombre-mundo que fue Hernando Colón.
Por las páginas de este libro pasean Antonio de Nebrija, Bartolomé de
las Casas, desfilan Erasmo, Pedro Mártir de Anglería, Michel Angelo
Buenarroti, Pedro Aretino, Magallanes, François Rabelais, Luis Vives,
Lutero, Nicolás Monardes, Tomás Moro y Carlos V, a cuya coronación como
Emperador asistió Hernando. De hecho, la sombra y la presencia de Carlos
V y del Sacco di Roma (saqueo de Roma) por las tropas
imperiales fue decisiva en la vida y en el proyecto de una biblioteca
universal concebido por el hijo de Colón. Además al emperador Carlos V
que no conocía España, Hernando le propuso hacer una Descripción de España en
la cual no sólo se “contentó con anotar el número de habitantes de las
ciudades atravesadas por la corte” sino que incluiría una serie de
medidas y planos trazados geométricamente que permitirían “ver el mundo
con ojos nuevos” (p. 246, edición francesa) “la descripción de Hernando
[…] buscaba hacer ver cómo era España en aquella época y en integrar
esas observaciones en el espacio imparcial y frío de una planilla
cuadriculada. El mundo representado así, con esas líneas numeradas
estaba ligado a la proporción, a la escala, a la medida —a saber, tenía
que ver con las matemáticas— y se escapaba de los efectos deformantes de
la experiencia humana.” (p. 247). Este proyecto geográfico y
cosmográfico tenía que ver con “una de las obsesiones del renacimiento”:
“el principio de translatio imperii (“la transferencia del
poder”). Había la creencia de que los imperios se sucedían unos a otros,
desde Grecia a Roma. “La cuestión más interesante por supuesto, estaba
en saber qué nación sería la próxima en llevar la llama; y se creía por
lo general que la que se asemejara más a los imperios del pasado, es
decir, la que reflejara su riqueza cultural y sus proezas tecnológicas,
terminaría por triunfar sobre las otras. El mecenazgo de los papas y de
los reyes no era completamente desinteresado…” (p. 244). En 1527, luego
de la destrucción de la Biblioteca Vaticana durante el saqueo, Hernando
concibió un sueño imposible: conservar un ejemplar de cada libro impreso
en el mundo. Con ese propósito envió a Roma, Venecia, Amberes, París,
Colonia, Lyon y Nuremberg, entre otras ciudades, agentes de confianza,
compradores avezados para nutrir su biblioteca. En cada uno de los
libros de ese vasto acervo que llegaría a ser la biblioteca privada más
grande de su época, iba anotando la fecha, el lugar, el precio, algunas
circunstancias como si había conocido personalmente al autor o algún
otro detalle u observación pertinente. De esa materia y de los resúmenes
de cada libro está compuesto el Libro de los Epítomes con cuya
próxima publicación se abrirá una nueva hora en el estado del
conocimiento de la cultura del Renacimiento gracias a ese peculiar y
polimorfo fichero. Hernando Colón podía ser capaz de armar y rearmar su
registro y colección al infinito. Esto lo convierte en un precursor de
los motores de búsqueda y refresca el valor que pueden tener las
modestas técnicas de investigación manual fundadas en la redacción de
fichas o cédulas aptas para concentrar la memoria. Viene a la mente una
palabra traviesa que acuñó el poeta y crítico argentino Saúl Yurkievich:
fichógrafo… El título original de la obra The Catalogue of Shipwrecked Books proviene
del título del manuscrito que enlistaba los miles de libros que compró
en Venecia y que se hizo enviar a Sevilla pero que naufragaron y no
llegaron a su destino. De esos miles de libros sólo quedaría en su
biblioteca ese listado.
No es cualquier biografía ni él cualquier personaje. Gracias a este
libro se asoma uno a varios mundos y vidas. Hernando es un personaje
salido de las páginas de Borges. Si Colón descubrió América, Hernando no
sólo hizo la biografía de su padre sino que fue un inventor de sistemas
de clasificación y en su tiempo el organizador y creador de la
biblioteca privada más rica de Europa, que incluía libros en varios
idiomas y textos sueltos, imágenes y partituras… El libro me afirma en
la idea de que es necesario hacer libros que nos hagan redescubrir a los
autores.
El libro no ha pasado desapercibido, una reseña apareció en la edición del viernes 12 de julio de 2019 del periódico Le Monde,
p. 6, firmada por Macha Séry titulada “Tout savoir sur Hernando Colomb,
fou de savoir” (“Para saberlo todo sobre H. C., loco de saber”). En
esta reseña se da cuenta de que un investigador canadiense encontró en
la biblioteca Nacional de Copenhague el libro de los Epítomes mencionado
por Edward Wilson-Lee en una entrevista que dio a Le Monde en
abril de este año. Ahí EWL dio a conocer que, con motivo de la
aparición del libro, el mencionado investigador entró en contacto con él
y le envió unas fotografías de un manuscrito enigmático. El
investigador británico, gracias a unas anotaciones marginales que
aparecían en ese manuscrito que carecía de portada, avaló la
autenticidad de la obra en cuestión. El manuscrito de ese grueso volumen
anónimo fue donado a la Biblioteca de Copenhague por un erudito
islandés del siglo XVII, Arni Magnusson. Merced a esta feliz
coincidencia un equipo compuesto por investigadores de diversas
nacionalidades se está dedicado a transcribir, traducir y digitalizar
este archicompendio o resumen de resúmenes que fue escrito, encargado y
concebido por Hernando Colón, quien resulta ser así un digno heredero
espiritual de ese navegante que fue su padre y, en cierto modo, de la
era de la navegación virtual. Del otro lado del Atlántico Michael Dirda
hizo también una reseña para The Washington Post titulada “The story of Christopher Columbus’s son, the ultimate completist” (“La historia del hijo de Cristóbal Colón, el último coleccionista”), el 13 de marzo de 2019.
Publicado originalmente en Literal
(Ciudad de México, 1952), miembro de la Academia
Mexicana de la Lengua, es poeta, traductor y ensayista. Entre sus libros
más recientes se encuentra Grano de sal y otros cristales (Bonilla
Artigas Editores / Universidad del Claustro de Sor Juana, 2017), y la
edición, estudio y notas de Visión de México, de Alfonso Reyes (Academia
Mexicana de la Lengua, 2017).
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