Haruki Murakami, El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas

<<No estoy introspectivo. Sólo es que me llaman la atención las cosas pequeñas que componen el mundo. Los caracoles, las gotas de lluvia que caen del tejado, el escaparate de una ferretería, esa clase de cosas>>.

<<Un verdadero genio se nutre de todo lo que existe en el mundo>>.

<<Al irrumpir el otoño, las bestias se revestían de un largo pelaje de color dorado. Dorado en el más puro sentido de la palabra. En aquel color no se mezclaba ningún otro.>>


Haruki Murakami, El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas, Barcelona, Tusquets, 2009.









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