LOS ESCUCHANTES DEL MÁRMOL -- Ana Belén: Nadie sabe

Ampliada y embellecida, la mezquita se abrió para la oración. Pronto comenzaron las controversias. Los escuchantes del silencio sostenían que cada columna permite oír un silencio diferente. Los escuchantes del rumor creían que transmiten el sonido del mundo. Un sabio, evidentemente loco, decía que las columnas cuentan historias. Llegaron los adivinos de la piedra, quienes escuchaban en ellas los secretos del futuro, del presente y del pasado. Y los abominables lamedores del mármol, secta infame que llenaba las columnas de babas, para horror de los escuchadores, del sabio y de los adivinos. Fue la guerra civil. La destrucción del califato.




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