MIRAR LAS FRUTAS / Toco: Samba Noir
Mi
mirada se llena de luz, deslumbrada por el brillante sol. Y también por las
frutas. Las naranjas, manzanas, peras, ¡las oscuras cerezas! y, claro, los melones,
tienen luz propia y parecen cantar su propia canción de felicidad. Pienso en
geometría, pero mi mirada sólo encuentra curvas y toda formulación resulta
sinuosa. Aquellos labios sonríen, se entreabren y aquella mirada, apenas
traducible en susurros y gritos primigenios, se vuelve y me fascina con la desnudez rotunda de la espalda y su gloriosa prolongación. Así es imposible leer. Cierro el libro. No
hubiera venido de saber que era una playa nudista.
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