LA EXTRAÑA ANCIANA / Grace Jones: I've seen that face before

     Debió ser en junio o julio de 2019. Caminaba absorto por la calle Segura, en Alicante, cuando algo me sobresaltó. Una anciana cruzaba la calle, sin cuidarse del tránsito, dando curiosos saltitos y obligando a un asustado conductor a frenar en seco. El ruido del frenazo fue considerable pero la vieja no se dio por aludida y prosiguió su camino, canturreando. Entonces me fijé que estaba frente al número 20. ¿A qué me recuerda este número veinte de la calle Segura?, pensé, mientras proseguía mi camino. Una voz pareció responderme: "Ahí hubo una mancebía, ¿sabe usted?, un burdel, mi abuela fue la dueña. Y en la planta baja funcionó una imprenta durante muchísimos años. De ahí salieron papeles muy extraños. Pero el edificio no es el mismo".  Era la anciana imprudente, que parecía haberme leído el pensamiento. Me detuve y pensé en preguntarle algo, pero casi corriendo, como si fuera una niña, dobló la esquina y se metió en una pequeña librería de lance, saltando, bailoteando y murmurando algo que podía ser una canción, una invocación o cualquier cosa.   
    Empujado por la curiosidad, la seguí y entré en la librería. El local era pequeño. Sólo estaba el librero, sentado en un rincón, absorto en la lectura de un viejo libro o folletín que se caía a pedazos. Le pregunté si había visto a una señora mayor. No había visto a nadie. Nadie había entrado desde hacía rato. 
      Sintiéndome algo ridículo, salí a la calle y continué mi camino. No sabía entonces que este episodio era simplemente el inicio de un encadenamiento de casualidades y hechos extraños. Han pasado más de treinta años. Hoy ha sido incinerado el penúltimo testigo de aquella historia (el último soy yo) y he decidido escribirla, antes de que se me olvide. Los ancianos no podemos confiar demasiado en nuestra memoria. ¿Quién sabe si mañana nos acordaremos de algo?    14.7.2019     
      

https://youtu.be/nIN3IE3DHqc  Grace Jones: I've seen that face before

      Unos días después (por favor, no me pidan precisiones, no, mi cabeza no...) me decidí por fin a ordenar los libros y papeles del armario viejo. La mayor parte de su contenido era del abuelo. Al sacar una caja me cayó sobre la cabeza una carpeta polvorienta. Dentro había hojas manuscritas. La primera era una especie de carta donde se explicaba que el "mil veces maldito grimorio" había sido profundamente enterrado bajo la casa de la calle Segura, número veinte, y que era necesario evitar ese lugar. También había una lista de libros de los que no reconocí ni títulos ni autores y un extenso documento de 33 páginas del que no entendí nada. La mayor parte de caracteres utilizados en la escritura manuscrita no pude descifrarlos y ni siquiera me quedó claro en qué idioma estaba. Mi primera idea fue quemarlo en el fuego que tenía encendido, pero al acercarme al hogar sentí un dolor tan agudo que apenas pude dejarme caer en un sillón. Cuando se me pasó el dolor intenté de nuevo aproximarme al fuego para echar dentro la carpeta y nuevamente sufrí un dolor agudísimo, que me lanzó de rodillas al suelo. Un momento después me levanté y me aparté del fuego sin dificultad. Un pensamiento me sobrecogió. Hice la prueba. Di un paso hacia el fuego con la carpeta en la mano y nuevamente un fuerte dolor me paralizó. Luego decidí guardar la carpeta en mi archivo y pude dirigirme hacia allí sin ningún problema.  La guardé en mi armario archivador, al fondo, detrás de todo lo que allí había. Al día siguiente abrí el mueble para buscar otra cosa y la endemoniada carpeta estaba delante de todas. La volví a poner al fondo. Esa misma noche abrí el archivo para guardar otro documento y de nuevo estaba la primera. He comenzado a preocuparme. Hasta entonces había creído que los años únicamente me afectaban en lo físico, pero comencé a temer algo peor.      9.12.2020
                                                                                                    CONTINUARÁ





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