Pedro Gómez Valderrama, La nave de los locos / Christina Rosenvinge: La muy puta

<<Las muertes, violentas o no, no son desusadas en el escenario [...] Y que sea una muerte real, es el éxito mayor del teatro como proyección irrepetible de la vida; el hecho de que los sucesos de la escena se reproduzcan en el público, en un espejo, tampoco es inopinado. Sucesos raros, vanos, trágicos, hermosos, desleales, fanáticos o puros, todos, eventualmente se proyectan o nacen en el espejo del público.  [...]  El teatro siempre colinda con la vida y con la muerte>>.

<<Las dos historias de nuestro tema sucedían con exacta diferencia de cien años. Pero en este momento, al contarlas, suceden al mismo tiempo>>.

<<Se comprobó la antigua hipótesis flotante, según la cual algunas de las líneas del Metro llegaban hasta el infierno, pero tampoco se tenía un noción clara de qué era y cómo era ese infierno que debía estar desbordándose. Quien pudo ver esto fue un escritor interesado en el tema. Luego, a bordo del tren, que iba sin conductor ni vigilantes, penetró profundamente en los salones aterciopelados del infierno. Vio en ellos andróginos, flores de oro, vio el león y el águila, y, más extraño aún, vio los esplendorosos tigres que se arrodillaban ante él. Les vio con tal claridad que supo luego que se trataba de un acceso de conocimiento>>. 

Pedro Gómez Valderrama, La nave de los locos, Madrid, Alianza Editorial, 1984.

https://youtu.be/thiEGTZvwU8   Christina Rosenvinge: La muy puta







Comentarios

  1. ¿Porque nos empeñamos en traducir stultus por locura cuando es estulticia? Igual con la obra erasmista.

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  2. ¿Acaso preferimos ser tildados antes de locos que de idiotas?

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  3. Anónimo2/8/19 20:42

    Quizás por pensar que hay alguna esperanza de curación de la locura pero no de la estupidez. Quizás por creer (no se me ocurre por qué) en que uno es más responsable de su propia estupidez que de su locura.

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