Lovecraft: sobre Providence / Monsieur Periné: Sabor a mí

     <<¡La vieja Providence! Aquella ciudad y las misteriosas fuerzas de su prolongada historia le habían impulsado a vivir y le habían arrastrado hacia el pasado, hacia maravillas y secretos cuyas fronteras no podía fijar ningún profeta. Allí esperaba lo arcano, lo maravilloso o lo aterrador, aquello para lo cual se había preparado durante años de viajes y de estudio. Un taxi le condujo hasta su casa pasando por la Plaza del Correo, desde donde pudo vislumbrar el río, el mercado viejo y el comienzo de la bahia, y siguió colina arriba por Waterman Street hasta llegar a Prospect, donde la cúpula resplandeciente y las columnas jónicas del templo de la Christian Science, iluminadas por el sol poniente, despedían destellos rojizos hacia el norte. Vio luego las mansiones que habían admirado sus ojos de niño y las pulcras aceras de ladrillo tantas veces recorridas por sus pies infantiles. Y al fin el edificio blanco de la granja a la derecha, y a la izquierda el porche clásico y los miradores de la casa donde había nacido. Oscurecía y Charles Dexter Ward había llegado a casa>>.

       <<No llame a su presencia a nadie a quien no pueda dominar>>.

H. P. Lovecraft, El caso de Charles Dexter Ward, Madrid, Alianza Editorial, 1981. 

https://youtu.be/1TcsS4e09yk  Monsieur Periné: Sabor a mí

Al menos una vez al año conviene leer a Lovecraft, especialmente si uno quiere mantener los pies en el suelo, pues conviene recordar que por encima y por debajo del suelo, así como en cualquier umbral, hay maravillas y espantos que acechan al cauto y al incauto. 

                                                                 Atardecer en Providence




Comentarios

  1. Buen consejo. Yo lo leo con menos frecuencia pero periódicamente vuelvo a sus mitos. Siempre me pareció sugerente el nombre de Providencia . Sugiere esperanza y ayuda donde no acaba apareciendo

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