Sánchez-Albornoz: sobre Azaña, la guerra civil e Ibn Hazm / Zaz: Je veux

   "Era Azaña -voy a descubrir el Mediterráneo- un burgués liberal. [...] Conociéndole, siempre le imaginé prisionero de su enorme responsabilidad   [...] cautiverio tanto más insoportable cuanto más declinaba el campo republicano hacia el comunismo. Doy fe de que veía con claridad que la República escapaba de las manos de sus creadores. Doy fe porque en Valencia me dijo: La guerra está perdida, pero si por milagro la ganáramos, en el primer barco que saliera de España tendríamos que salir los republicanos. Si nos dejaban. No cabe testimonio más preciso de su convicción de que los demócratas liberales habíamos sido desplazados de la conducción de la República, que habría caído sin remedio -había caído ya en 1937- en manos de los secuaces de Moscú.  [...]
   Yo no puedo dudar de que, desde muy pronto, Azaña no sólo fue prisionero de su situación, sino que no deseó el triunfo de la causa que presidía teóricamente. No puedo reprochárselo porque su lucidez le hacía ver, según se deduce de las palabras que le oí en Valencia, que nuestra suerte, nuestra mala suerte, estaba sellada. y que nadie se escandalice de su juicio, pues en los países que cayeron bajo la garra comunista tras el telón de acero, los primigenios colaboradores demócratas y liberales de los comunistas que no se convirtieron al bolchevismo -y Azaña nunca habría podido realizar tal conversión- fueron antes o después liquidados". 

   "En mi lectura de los autores hispano-musulmanes para escribir mi obra En torno a los orígenes de feudalismo, tropecé además un día con una frase lapidaria del gran pensador cordobés de origen español-premuslim Ibn Hazm. Ante el espectáculo de su patria -Al Andalus- desgarrada por la discordia intestina, escribió: La flor de la guerra civil es infecunda. Esta bella metáfora hirió fuertemente mi sensibilidad. Ibn Hazm fue uno de los españoles más geniales de todos los tiempos. Si en lugar de escribir en árabe lo hubiera hecho en latín su nombre se emparejaría con las grandes luminarias del saber medieval".

Claudio Sánchez-Albornoz, Mi testamento histórico-político, Barcelona, Planeta, 1975.














Comentarios

  1. Muy interesante y cierto. No recuerdo el sello y eso k mi padre era filatélico

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