Cortázar, Octaedro

"Al final y siempre Alfredo, los regalitos para los viejos, esa tranquilidad nunca dicha de sentarse con él cerca del fuego ya tarde y hablar en voz baja de los problemas del país, de la salud de mamá, la mano de Alfredo apoyándose en el brazo de Liliana, te cansás demasiado, no tenés buena cara, la sonrisa agradecida negando, un día iremos a la quinta, este frío no puede durar toda la vida, nada podía durar toda la vida aunque Liliana lentamente retirara el brazo y buscara los cigarrillos en la mesita, las palabras casi sin sentido, los ojos encontrándose de otra manera hasta que de nuevo la mano resbalando por el brazo, las cabezas juntándose y el largo silencio, el beso en la mejilla" ("Liliana llorando"). 

"Era un poco la hora de Fausto, el momento del pacto. Casi al alba, el cigarrillo consumido, la copa de vino en la mano indecisa. El vino, como un guante de tiempo, había escrito Claudio Romero en alguna parte" ("Los pasos en las huellas"). 

Julio Cortázar, Octaedro, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1974, 165 p. 


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Un ebanista es a un carpintero lo que Cortázar a un escritor. Los ocho cuentos de Octaedro son fina geometría literaria, una estructura de palabras bien trabada y lógica, un banquete para el intelecto. Si te gustan, vaya. 







Comentarios

  1. Los textos transcritos me parecen la descripción obvia de lo evidente. Pura fenomenología sin ninguna idea detrás.

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    1. A los aficionados al vino, "como un guante de tiempo", podría parecerles que tiene cierto sentido.

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