Agatha Christie, El misterio de Sittaford
“En primer lugar, necesito...
Emily se detuvo un momento. Lo que en
realidad necesitaba era convertir a Mr. Enderby en una especie de sabueso
privado que trabajara para ella, que fuera adonde ella le dijese, que hiciera
las preguntas que a ella le convenían y que, en general, se portase como un
esclavo cautivo; pero se daba perfecta cuenta de la necesidad de disfrazar esta
proposición en términos que resultasen aduladores y agradables al mismo tiempo.
Lo importante era que ella sería el jefe, pero el asunto requería ser llevado
con gran tacto.
Necesito –concluyó Emily- estar segura de
que puedo confiar en usted.
Todo esto lo decía con una voz cariñosa,
amable y persuasiva. Mientras ella pronunciaba su última frase, en el pecho del
joven periodista nacía una emoción de que la encantadora y desamparada muchacha
podía confiar en él de un modo definitivo.”
Agatha Christie, El misterio de Sittaford, Barcelona,
Molino, 1999, 288 p. (The Sittaford
Mystery, 1931).
En esta historia
agathiana destaca el personaje de Emily, joven, guapa, manipuladora y más lista
que el diablo, a cuyo lado cualquier persona, y sobre todo los hombres, se
convierten en dóciles instrumentos.
Comentarios
Publicar un comentario