Arkadi & Boris Strugatski, Qué difícil es ser Dios

    "La tomó en sus brazos, la condujo al diván, se sentó a su lado y empezó a hablarle de los palacios de cristal y de los preciosos jardines donde no hay mosquitos ni basura, de los manteles mágicos y de las alfombras volantes, y de una ciudad encantadora que se llama Leningrado, y de sus amigos, apuestos, alegres y bondadosos, y de un país maravilloso que está más allá de los mares y las cordilleras y que se llama Tierra. Ella lo escuchaba silenciosa y atenta, y cada vez que se oía en la calle el resonar de las botas claveteadas se apretaba contra él.

   Kira tenía la virtud de creer firmemente en todo lo bueno. Si aquellas mismas cosas se las contasen a un siervo de la gleba, se reiría incrédulamente, se restregaría la nariz con la manga de la camisa y se marcharía sin decir palabra, aunque tal vez se volviera de vez en cuando para mirarle, como diciendo: <<No parece mal hombre ni está borracho, pero... ¡qué desgracia! Debe estar mal de la cabeza este pobre noble Don>>".

   "Lo único que sé es que el hombre es el portador objetivo de la inteligencia, y que todo lo que impide que el hombre desarrolle su inteligencia es nocivo. Todo lo nocivo ha de ser barrido lo más pronto posible y del modo que sea. ¿Del modo que sea? No, han de existir ciertas reglas. ¿O no? Soy un indeciso, se calificó a sí mismo. Hay que tomar una resolución. Tarde o temprano, hay que tomar una resolución". 

Arkadi & Boris Strugatski, Qué difícil es ser Dios, Barcelona, Círculo de Lectores, 1976.





Comentarios

  1. Más buen, diría yo, qué difícil es ser una de sus criaturas. Ser Dios se me antoja fácil, por definición.

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  2. El título tiene sentido en relación con la trama de la novela: el planeta Tierra -cuando ya tiene una civilización avanzada- envía una misión a un planeta cuyos habitantes están en la Edad Media. Sin ejercer un control directo intentan influir en el desarrollo de los acontecimientos en un sentido civilizador. Pero no es fácil infundir la afición a la higiene, la tolerancia y el pensamiento racional a una sociedad formada -en su mayoría- por gentuza sucia, envidiosa, ignorante, estúpida, cruel y maliciosa. O sea... ¡un lejano planeta!

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  3. O sea, lecciones de civismo. Segura ente ese planeta era agreste y montaraz, lleno de villana gente y sin ninguna cives. ¿Acerté?

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    1. Acertó. Añadamos las moscas y el ¡agua va!

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