Carlos García Gual, Historia del rey Arturo y de los nobles y errantes caballeros de la Tabla Redonda
“En nuestro estudio, la tesis fundamental, si es que conviene
llamar así a lo que me parece, sencillamente, la constatación de un hecho
manifiesto, es que todo el mundo del rey Arturo y sus caballeros y damas es un
mito literario. Esto quiere decir que ha sido la literatura, o la ficción
literaria, quien ha conformado la materia mitológica a partir de unas leyendas
transmitidas por una nebulosa tradición oral con un origen real en los siglos
V, VI ó VII de nuestra era. Pero la trayectoria literaria del mito artúrico en
los siglos XII y XIII es la que ha hecho de los personajes de la saga lo que
son en nuestra fantasía. De un remoto caudillo britano, que tal vez capitaneó
un tropel de jinetes o que dirigió una carga de galeses y bretones en alguna
batalla contra los invasores anglosajones, la literatura ha hecho un magnánimo
soberano, digno de rivalizar en esplendor con el antiguo Alejandro, o con el
franco Carlomagno. De sus compañeros en esas correrías o encuentros de guerra
ha hecho unos caballeros corteses. Y los ha rodeado de prestigiosos magos, como
Merlín o Morgana, en un mundo fantástico poblado de aventuras y maravillas. En
la formación del mito han contribuido grandes escritores, con un nombre propio
y con una precisa intención, que responden a la ideología de cierto público y
cierto momento histórico. Geoffrey de Monmouth hizo de Arturo un gran monarca
de grandeza imperial, parecido a Enrique II Plantagenet; Wace insistió en la
opulencia de su corte refinada; Chrétien de Troyes otorgó el papel de
protagonistas a sus más distinguidos vasallos y dejó a Arturo su aura de gran
señor y roi fainéant, el ideal de los grandes señores feudales. Fue
la imagen de la corte de Arturo un espejo ejemplar de cortesía, generosidad y
justicia, entendidas según las normas del momento. Fue una bella imagen que
evolucionó sutilmente sirviendo los intereses del público. Los clérigos que
compusieron el ciclo en prosa insistieron en el fin trágico de la caballería
terrena, mundana y en exceso orgullosa. Y en el ocaso de la caballería la
imagen de este mundo ficticio sobrevivió irónicamente en la nostalgia”.
{Páginas 9-10}
“La primera mención del Grial, para nosotros, es la del texto
novelesco de Chrétien. En El cuento del Grial, redactado hacia
1190, es donde se nos describe la primera aparición del enigmático objeto.
Perceval ve desfilar ante sus asombrados ojos la procesión repentina en la que
una doncella porta, entre sus dos manos, el resplandeciente graal –que
etimológicamente viene del vocablo latino gradalis, que designaba
una especie de plato ancho y poco hondo, una fuente especialmente apropiada
para servir a la mesa grandes pescados-, todo de oro recamado de pedrería.
Viene precedido de la lanza sangrante, no menos enigmática que el mismo graal y
seguido de un tailleor, o bandeja de plata, propia para trocear las
carnes en el banquete. El mágico objeto pasa, y vuelve a pasar por segunda vez,
ante la mirada del silencioso Perceval, y un halo de luz envuelve en mágicos
destellos el cortejo”. {Páginas 114-115}
Carlos
García Gual, Historia del rey Arturo y de los nobles y errantes
caballeros de la Tabla Redonda, Madrid, Alianza Editorial, 1983.
Exposición ilustrativa y comentario inteligente de un mito fascinador.
https://youtu.be/RP9gPuIFiiI Trío Mandili: Modi chemtan
Tengo bastante leído en mis espaldas de CGG. Siempre inteligente y divertido. Este lo conocía pero nunca leído. Conozco más su obra grecolatina que es abundante. Tal vez ahora que romanceo me ponga a ello
ResponderEliminarPara reflexionar: si la literatura es capaz de embellecer y magnificar a una caterva de malolientes soldados....¿qué no hará un gabinete de prensa con un amado líder?
ResponderEliminarUn gabinete de prensa tiene tres responsabilidades: a) elaborar la propaganda, b) indicar a qué medios de comunicación hay que comprar y por cuánto, y c) distribuirles la propaganda para que la difundan. No hace falta señalar qué es lo principal.
EliminarLos caballeros de la mesa redonda (de redacción, of course) y los doce pares (de millones) de Francia o Alemania o Irán o Venezuela.
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