Marcos Chicot, La muerte de Sócrates
"Las palabras de los poetas sonaban bien en los coros de música, pero el honor lo proporcionaba la victoria".
“El vínculo del miedo es fuerte pero quebradizo”.
"-Alcibíades se ha convertido en un excelente sofista. Desde
muy joven tuvo grandes dotes para ello, como para todo lo demás-. Sócrates movió la cabeza con tristeza. -Si te das cuenta, ha hecho que la posición más agresiva, la que él defiende, parezca la más prudente. Ha comparado Atenas con un ser vivo al que le conviene actuar conforme
a su naturaleza. Siguiendo su razonamiento engañoso, como Atenas
es una ciudad activa, lo más prudente para ella es que actúe del modo más temerario-.
Marcos Chicot, La muerte de Sócrates, Barcelona,
Planeta, 2016, 760 p.
Una novela bien ambientada en Grecia y en la época de Sócrates. El texto está organizado a la moda de las obras planificadas para el éxito. Encontraremos líneas de narración paralelas, unos cuantos personajes principales que -previsiblemente- antes o después se relacionan, un malvado extremadamente peligroso y completamente repulsivo, el conflicto entre el individuo y el destino, una acumulación de absurdas casualidades con efecto dramático, un par de simpáticas mujeres sometidas a la crueldad de su suerte... Lo mejor es la descripción de los conflictos y guerras entre ciudades griegas, del comportamiento imbécil y criminal de los ciudadanos atenienses en sus democráticas asambleas y de varios aspectos de la vida en aquella época. Sobre la filosofía de Sócrates se encuentran unas cuantas pinceladas interesantes. La gran extensión del libro seguramente es un reto para sus lectores y tiene, como mínimo, un aspecto positivo: mientras estén leyendo esta novela no estarán leyendo otras peores. Hay un útil epílogo donde explica qué partes son ficción y qué otras partes corresponden a información obtenida de las fuentes disponibles. Aconseja el libro de Tucídides Historia de la guerra del Peloponeso.
Qué decir sino que es un chico listo y letrado. Noble en sus intenciones al separar, en el epílogo, el grano de la paja.
ResponderEliminarVolviendo a Atenas y su afamada δεμοκρατια, hoy nos parecería una aberración democràtica. Votaba todo el pueblo, los jueces se seleccionaban casi en una tómbola, esclavizaba a sus colonias y se quedó con la pasta de la Liga de Delos.
No sé qué me recuerda.