Julio Caro Baroja, Las falsificaciones de la Historia

 "El demonio, pues, o mejor dicho, el diablo en su misión fundamental de introducir la división y el embrollo, guía a los falsificadores con intenciones varias. Puede decirse, generalizando, pero a la luz de hechos que luego se expondrán con detalle, que cuando una sociedad está preocupada por algo que se da en su tiempo con notas muy distintivas y fuertes, ese algo, sea material o sea espiritual, produce falsificaciones. No cabe duda, por ejemplo, que en Italia, desde el Renacimiento, se hicieron una y otra vez falsificaciones, a veces habilísimas y bellas, a causa del entusiasmo general por el arte antiguo, porque había muchos ricos aficionados a coleccionar y poseer tesoros de este tipo".

"Sería curioso realizar un estudio acerca de los objetos falsos que se guardan en los almacenes de algunos museos. Puede pensarse que son tantos casi como los de origen ilegal: productos de robos, sencillamente". 

"Desde un punto de vista histórico general (también desde el psicológico) tiene muchas más trascendencia la literatura cristiana que comprende los llamados textos apócrifos. Como es sabido, la palabra griega se refiere, en principio a algo que queda oculto, secreto, fuera de la vista. Pero después, en el uso, ha venido a significar supuesto y fingido con pretensiones de verdadero y, en última instancia, fabuloso. [...] Qué móviles han guiado a los autores de estas obras? Parece que no uno, sino varios. En ciertos apócrifos la Iglesia encontró resabios de herejías y deseo de probar algo, mediante el testimonio de un texto muy antiguo y venerable. [...] Sin embargo, desde un punto de vista popular y artístico sobre todo, los Evangelios apócrifos han tenido mucha fuerza y eco, que llega a la pintura gótica y renacentista y más tarde incluso a los "nacimientos" de Navidad. Hay un elemento, en verdad secundario, pero poético, que ha excitado la imaginación popular y que indica, por otra parte, los móviles generales que pueden tener algunas falsificaciones distintas".

"Los grandes intereses son siempre causa de grandes falsificaciones. Hay en el Vaticano un hermoso fresco de Raffaello del Colle (1490-1566) sobre dibujo de Rafael, que representa el momento en que Constantino el Grande hace donación de la soberanía temporal de Roma al papa Silvestre. Pues bien, esta famosa donación es una de las ficciones documentales más conocidas entre las de su tipo. Este tipo de falsificaciones se justifica, en parte, por la situación de inseguridad de los siglos primeros de la Edad Media. La conciencia de que se habían perdido muchos documentos y la autoridad que se daba a la letra escrita frente a la tradición oral ofrece un primer criterio".  

"Resulta paradójico siempre que cuanto mayores son los esfuerzos para solidificar la tesis falsa, más desfavorables son los resultados, según las mentes críticas. El falsificador, con frecuencia, tiene de su lado al hombre de fe (a veces él mismo es un hombre de fe). Los críticos pueden pasar por incrédulos o sospechosos de descreimiento. Tras ellos están otro género de hombres, los hipercríticos, que dudan de todo". 

Julio Caro Baroja, Las falsificaciones de la Historia (en relación con la de España), Barcelona, Seix Barral, 1992. 

Las citas son de la Introducción, pp. 17 a 37. 


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