José Antonio Marina, La pasión del poder

    "La esencia del hombre es el deseo, dijo con razón Spinoza. En su dinamismo se oculta el secreto de la acción, la hibridación y proliferación de nuestros impulsos. Agustín de Hipona pensó, sin duda ateniéndose a su experiencia, que nos mueven tres grandes deseos: libido sentiendi, libido cognosciendi, libido dominandi. En este último caso creo que se equivoca. El deseo originario no es tanto dominar como expandir el poder del yo. Esto, hasta donde sé, se manifiesta en una escalada progresiva y continua: afirmación, distinción, liberación, ampliación de posibilidades personales, competición, dominio."

   "Conviene no olvidar que el poder personal está en el origen del poder social o del poder político. Un dictador utiliza abusivamente los poderes del Estado, pero sólo cuenta con sus capacidades personales para alcanzarlos con su astucia, su poder de engaño o de convicción, su habilidad para buscarse aliados o para debilitar a los enemigos, su crueldad. [...] Max Weber llamó la atención sobre el aspecto carismático del poder, que está basado en la capacidad de una persona, y que habría que incluir bajo el título amplio de poder personal. <<Debe entenderse por carisma la cualidad de una personalidad por cuya virtud se la considera en posesión de fuerzas extraordinarias, o como enviado de un dios, o como ejemplar jefe, caudillo, guía o líder>>. 

José Antonio Marina, La pasión del poder, Barcelona, Anagrama, 2008. 

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    "Lo filósofos entienden por espíritu objetivo aquellas creaciones de la inteligencia que parecen adquirir una existencia autónoma, una vida propia desligada de los individuos: el lenguaje, las costumbres, la cultura, un sistema jurídico, el Estado. En este momento me interesan dos de sus modalidades: las instituciones y las organizaciones. Las instituciones aparecen como herramientas culturales para resolver problemas, superar conflictos o establecer pautas de comportamiento que tienen reconocimiento y adhesión social. Son instituciones la propiedad, el matrimonio, el derecho, las iglesias, el Estado. Como dice Gehlen en su Antropología filosófica:

      Las formas en que los individuos conviven o colaboran, las formas en que se manifiesta la autoridad o el contacto con lo sobrenatural, cristalizan en estructuras con peso propio -las instituciones- que terminan por adquirir algo así como autonomía respecto de las personas.

   Las instituciones fijan estatus, llevan implícitas funciones de poder. [...] Reciben su fuerza de la aceptación social que confirma el estatus y margina a quien intenta transgredirlo. [...]

   Una organización es la unión estable y ordenada de recursos con vistas a la realización de un proyecto. [...] La organización entera es un poder objetivado, estructural, al servicio de quien se haga con el timón. 

   [...] Todas las instituciones necesitan una organización para funcionar, pero no todas las organizaciones son instituciones. El Estado, que en esto como en tantas otras facetas del poder es pragmático, necesita una burocracia para funcionar". 

José Antonio Marina, La pasión del poder, Barcelona, Anagrama, 2008, pp. 120-122 ("Organizaciones e instituciones como poder objetivado"). 

Comentarios

  1. Nada que objetar. La libertad es lo que nos queda cuando el poder se organiza y decide que migajas nos arroja.

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