Frank Herbert, Estrella flagelada

"El juego de las palabras puede conducir a ciertas expectativas que la vida es incapaz de igualar. Esto es fuente de mucha locura y otras formas de infelicidad".

"Nunca hay que subestimar el poder del pensamiento voluntarioso para filtrar lo que los ojos ven y lo que los oídos oyen". 

"Los hechos pueden ser cualquier cosa que uno quiera que sean. Ésta es la lección de la relatividad".

"Jerga corporal y efusiones hormonales, eso es lo que podemos hallar al principio de toda comunicación".

"Es imposible ver ningún absoluto a través de una cortina de intérpretes".

"Aprender un lenguaje representa entrenarse en las ilusiones de ese lenguaje".

"En una ocasión, hacía muchos siglos de ello, los co-sintientes con una compulsión psicológica a hacer el bien habían ocupado el gobierno. Ajenos a las retorcientes complejidades y las entremezcladas culpabilidades y autocastigos que yacían tras su compulsión, habían eliminado virtualmente todos los frenos burocráticos del gobierno. La gran maquinaria, con la inercia de su poder sobre toda la vida sintiente, había empezado a girar sobre ruedas engrasadas, moviéndose cada vez más y más aprisa. Las leyes eran concebidas y aprobadas en el lapso de una hora. Las asignaciones eran decididas y gastadas en una quincena. Nuevos departamentos para las finalidades más improbables habían cobrado vida y proliferado como alocados hongos" (páginas 23-24).

Frank Herbert, Estrella flagelada, Barcelona, Destino, 1988



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