Gerard Donovan, El inventor de palabras

 "No se puede predicar la ley del más fuerte y querer al mismo tiempo decidir quién es el más fuerte, quién puede quedar con vida".

"La propia noche ya se había cernido sobre nosotros, con su propia extraña luz, la luz del otro hemisferio, menuda y fragmentada, aunque cautivadora, y bálsamo para aquellos cuyas vidas florecen bajo ella. Esa misma luz transporta mejor las voces. La suya era ahora más delgada, menos firme, o tal vez era efecto de la luz". 

"Cinco cervatos corrían al claro de luna, entre los árboles. Vi cómo brillaban sus ojos cuando pasaban por la cabaña, agrupándose por un momento antes de separarse con un ligero trote, un acordeón de cascos brincando por el blanco aterciopelado". 

Gerard Donovan, El inventor de palabras, Barcelona, Tusquets, 2010.

Hay bosque, libros, frío, soledad, memoria y locura en esta novela estupenda. 



Comentarios

Entradas populares