Carmen Martín Gaite, Entre visillos

"Si estuviera Miguel diría que eran millonarios de tiempo y que la noche no tiene pared".

"Cuando venía el buen tiempo, cantaban una canción todos los niños, cantaban sobre todo aquella canción: <<Mes de mayo, mes de mayo, mes de mayo primavera, cuando todos los soldados se marchan a la guerra...>>. La cantaban cogidos de las manos, cabalgando la calle inacabable. La terminaban y la volvían a cantar. Daban la vuelta cuando se acababa la calle. Daban la vuelta cuando se acababan la canción. Niño y niña. brincaban, crecían, volaban; a tapar la calle nueva, la calle que nacía. Los niños agarraban muy fuerte de la mano; corrían más deprisa no las dejaban soltarse a ellas. Y Elvira, cuando empezaba a cansarse mucho, le gustaba echar la cabeza para atrás y dejarse arrastrar como en un carrusel de caballos, oyendo cantar a los otros, y no sentía más que las manos de los niños que la cogían cada vez más fuerte. Era muy grande entonces la calle y estaba llena de maravillas". 

"No pienso nada, aborrezco los problemas psicológicos". 

Carmen Martín Gaite, Entre visillos, Madrid, Siruela, 2012, 248 p. 

El prólogo de Luis Magrinyà concluye así: "No olvidemos que la irrealidad es en esta novela de 1957 -tan celebrada por su realismo en las historias de la literatura- una conquista".  Creo que tiene razón. 


Carmen Martín Gaite en 1958



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