Luis Landero, Una historia ridícula

 "A mí no me gusta pasear sin ton ni son, a lo que salga. Además de los pies, se me desparrama también el pensamiento. Y el pensamiento, si uno no lo controla, se echa al monte, como quien dice, se pone bravo y traspasa todos los límites, rompe todas las reglas, crea todo tipo de disparates y de monstruos. Si una hiena o un tigre pudieran pensar, ni remotamente sus pensamientos se atreverían a tanto como los nuestros cuando dejamos la mente a su libre albedrío. Te encuentras a alguien, te dice: <<Mañana te llamo y hablamos de los nuestro>>, te despides, te vas, piensas: <<Si se muere esta noche, ya no tendré que hablar con este necio nunca más>>.  Saludas a Mari Pili, la gentil vecina del quinto, te interesas por su salud, por su trabajo, por su esposo, pero al mismo tiempo estás pensando: <<¡Qué buena estás! ¡qué polvo te echaba, hija de puta>>. Pero no eres propiamente tú sino tu pensamiento montaraz, y la bestia que lo gobierna, ese Príncipe del Mal que habita en las negras mazmorras del alma, allí donde no llega la razón y no rige más ley que la de la soberana y bruta libertad". 

Luis Landero, Una historia ridícula, Barcelona, Tusquets, 2022.



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