Ray Bradbury, Crónicas marcianas
“-Está bien, capitán. Pensé en ellos. En ellos que nos miran mientras hacemos el ridículo.
-¿Ellos?
-Los marcianos,
muertos o vivos.
-Muertos, la
mayoría al menos –dijo el capitán-. ¿Usted cree que saben que estamos aquí?
-¿Acaso lo más
viejo no se entera siempre de la llegada de lo nuevo?”
“Y una extraña
aparición asomó entre las colinas. Era una máquina que parecía un insecto de
color verde jade, una mantis religiosa que se precipitaba delicadamente en el
aire frío de la noche, con diamantes verdes que parpadeaban sobre su cuerpo,
indistintos, innumerables, y rubíes que centelleaban con ojos multifacéticos.
Las seis patas se posaron en la antigua carretera como las últimas gotas de una
lluvia, y desde el lomo de la máquina un marciano de ojos de oro fundido miró a
Tomás como si mirara dentro de un pozo”.
Las leí y me encantó la vida marciana
ResponderEliminarTiene su aquel.
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