Patricia Highsmith, El talento de Mr. Ripley
“Además, algo había aprendido durante los últimos meses. Si uno deseaba ser alegre, melancólico, pensativo, cortés, bastaba con actuar como tal en todo momento”.
“Nunca
se le había ocurrido que estaba viviendo en un palacio aunque,
por supuesto, se trataba de lo que los italianos denominaban palazzo, es decir, una casa de dos pisos, dotada de cierto
empaque y con más de dos siglos de antigüedad, con una entrada principal sobre
el Gran Canal, al que sólo podía llegarse en góndola, de la que una amplia
escalinata descendía hasta el agua, y con unos portalones de hierro que tenían
que abrirse utilizando una llave de veinte centímetros de largo, sin contar las
puertas normales, situadas detrás de la de hierro, que también requerían una
enorme llave”.
Patricia
Highsmith, El talento de Mr. Ripley,
Madrid, El País, 2004.
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