Anatole France, Los dioses tienen sed
"Seremos, al fin, dichosos; viviremos en la inocencia si no lo impiden los malvados...
¡Ay!, los malvados lo impiden, hace falta seguir sacrificando, es preciso aún derramar torrentes de sangre impura. Y a los tres días de celebrar con festejos la nueva alianza y la reconciliación del cielo y la tierra, la Convención promulga la ley terrible de Prairial, que suprime, con sencillez aterradora, todas las formas tradicionales de la ley, todo lo que se había imaginado desde la época más equitativa de Roma para defender a los inocentes contra la sospecha.
No más diligencias, no más interrogatorios, no más testigos, no más defensores: el amor de la patria puede suprimirlo todo. El acusado, escondiendo en el corazón su inocencia o su crimen, pasa mudo, ante los jurados patriotas, y en aquel instante hay que reconocer la justicia de su proceso, complicado tal vez, y con frecuencia farragoso y oscuro. ¿Cómo juzgarlo de pronto? ¿Cómo distinguir en un momento, sólo por intuición, al canalla del honrado y al patriota del enemigo de la patria?"
Anatole France, Los dioses tienen sed, Barcelona, Planeta, 1988.
https://hmong.es/wiki/Law_of_22_Prairial Información sobre la Ley de 22 de Prairial del año II.
Muy interesante. De la lectura de los detalles de la ley del mes de Prairial, observó, alarmado terribles analogías y concomitancias con leyes de muy reciente factura en algunos países de nuestro entorno. De un entorno cercano e íntimo, intolerablemente cercano. Y la delación como arma, a la ausencia de abogado y lo que para cualquier proceso administrativo resulta fascinante: la resolución dicotómica o binaria: o vives o mueres. Maniqueismo, pero fácil solución. Basta con un tampón o sello de lacre que ponga: sí / no. O lo que algún día tal vez ocurra: una mano con un dedito up and down. Panem et circensis.
ResponderEliminarTerrible todo. Pero viene a reafirmar que las revoluciones se parecen como un huevo a otro ovo. Nihil novum sub sole.