Alan Bennett, Una lectora nada común
"Es cierto que al principio leía con temor y cierta desazón. La propia infinitud del número de libros era un desafío y no sabía por dónde continuar; no leía con método, sino que un libro conducía a otro y a menudo leía dos o tres al mismo tiempo. La fase siguiente fue cuando empezó a tomar notas, y a partir de entonces leía siempre con un lápiz en la mano, no para resumir el texto sino para transcribir pasajes que le gustaban. Sólo al cabo de un año, más o menos, de leer y tomar notas, se aventuró a apuntar algunos pensamientos propios: <<Considero la literatura un vasto país que estoy recorriendo, pero a cuyos confines más lejanos no llegaré nunca. Y he empezado muy tarde. Nunca me pondré al día>>".
"No hay que hablar de escribir porque entonces no se escribe nunca".
Alan Bennett, Una lectora nada común, Barcelona, Anagrama, 2008.
Citas de las pp. 49-50 y 118.
Comentarios
Publicar un comentario