Isaac Asimov, Viaje alucinante

   "-Si no recuerdo mal, un grupo de físicos sostenía que podían reducir el tamaño de los objetos en cualquier proporción, y fueron acusados de fraude. Bueno, tal vez no de fraude, pero sí de estar en un error. Recuerdo que el profesor expuso varios argumentos encaminados a demostrar la imposibilidad de reducir a un hombre al tamaño, digamos, de un ratón, sin que perdiese su calidad de hombre. 

    -Lo mismo se hizo en todos los institutos del país. ¿Recuerda alguna de las objeciones?  

   -Creo que sí. La reducción del tamaño puede intentarse de dos maneras. O comprimiendo todos y cada uno de los átomos del objeto, o suprimiendo átomos en la proporción requerida. Para juntar los átomos, venciendo las fuerzas de repulsión interatómicas, se requeriría una presión extraordinaria. Todas las presiones contenidas en el centro de Júpiter serían insuficientes para reducir a un hombre al tamaño de un ratón. ¿Me explico?

   -Con claridad diáfana.

   -Y aunque se lograse, la presión mataría a cualquier ser viviente. Aparte de esto, un objeto reducido en su tamaño mediante la compresión de sus átomos, conservaría toda su masa original, y un objeto del tamaño de un ratón con la masa de un hombre sería muy difícil de manejar.

   -Sorprendente, Mr. Grant. Debió de divertir no poco a sus amiguitas con esta romántica historia. ¿Y el otro método?

   -El otro método consiste en suprimir átomos en la proporción exacta, de modo que la masa y el tamaño del objeto disminuyan, permaneciendo constante la relación entre las partes. Ahora bien, para reducir a un hombre al tamaño de un ratón, habría que conservar únicamente un áatomo de cada setenta mil, pongo por caso. Si esto se aplica al cerebro, lo que quedaría del cerebro humano sería apenas más complicado que el cerebro de un ratón".  

Isaac Asimov, Viaje alucinante, Barcelona, Plaza y Janés, 1981.

La cita es de las páginas 48-49. 


                                                        Raquel Welch en Viaje fantástico



 

Comentarios

  1. Las masas pectorales, reducidas en sus átomos...¿que tamaño adquieren?

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