Juan Eslava Galán, El magno evento

 "Crecía el calor hasta el punto en que los sevillanos comienzan a llamarlo la calor; incluso es posible que anduviera ya por las lindes de las calores, que es cuando los gorrioncillos caen de los nidos, asfixiados. Pero en el aire abrasado por el inclemente sol de aquel cielo limpio no había gorriones. Salvo el Espíritu Santo, ninguna ave se habría aventurado a volar". 

"Maximiano afecta una educación más esmerada que su compañero, lo que se manifiesta no sólo en su porte y aseo, sino en la delicadeza de sus gestos y en la mayor riqueza de su léxico, que habla un latín virgiliano que da gusto oírle, con todos sus avíos sintácticos, mmientras que Bonoso chamulla el sermo rusticus, la parla cuartelera de las tabernas y de los campamentos. Lo mismo cabe decir de sus respectivos uniformes: el de Maximiano siempre tan atildado, tan en perfecto estado de revista, sin una mala mancha; el de Bonoso, por contraste, hecho un asco, la loriga abollada y herrumbrosa en partes, el faldellín torcido y remendado, asomándole el ruedo de la combinación, y en lugar del gladius reglamentario una mellada falcata ibérica pendiente del remendado tahalí. Falcata y tahalí. Aprecie el lector cómo me esmero. La concurrencia de dos palabras inusuales en una misma línea es fenómeno que no se producía desde Azorín". 

Juan Eslava Galán, El magno evento (Statio Orbis), Barcelona, Planeta, 2022, 280 p. 

                                                


 Las citas son de las páginas 114 y 246.

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