Fernando Díaz-Plaja, El español y los siete pecados capitales

 "Para el español SU Verdad tiene un valor mucho más grande que La Verdad, aunque ésta se escriba con mayúscula. [...]

La tradición es antigua. Al Juzani (siglo IX) cuenta que Al Habid ben Ziyab, famoso juez de Córdoba, interrogó a un testigo: <<¿Desde cuándo conoces tú ese asunto?>>  El testigo contestó: <<¡Oh, mucho!, desde hace cien años>>. <<¿Cuántos años tienes?>>  <<Sesenta>>  <<¿Y conoces ese asunto desde hace cien años?, ¿te figuras que lo conociste cuarenta años antes de nacer?>>  <<Eso -contestó el testigo- lo he dicho como comparanza, es un decir>>.  <<En las declaraciones de testigos -contestó el juez- no deben emplearse figuras retóricas>>. Y mandó azotar al testigo, recordando que otro juez, Ibrahim ben Asim, había hecho crucificar a un hombre porque varios dijeron que <<era tan malo que merecía que lo mataran>>; luego resultó que ese desahogo no significaba que le tocara tal castigo ni mucho menos (Ver Sánchez Albornoz, La España musulmana, I-199).

En los dos casos, los jueces eran andaluces excepcionales. Hoy en Sevilla, Córdoba y Málaga se puede hablar así sin consecuencias tan graves porque, a la misma velocidad con que se aumenta, el que escucha, automáticamente, resta... Si un magistrado oye en un juicio que alguien asegura conocer el asunto <<desde hace cien años>> interpreta sin esfuerzos: <<Hace bastante...>>".

Fernando Díaz-Plaja, El español y los siete pecados capitales, Barcelona, Círculo de Lectores, 1969, 243 p.

La cita es de la página 65. 



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