Pedro Brieger, El conflicto palestino-israelí

 "¿El conflicto palestino-israelí es religioso o nacional?

   El conflicto palestino israelí comenzó claramente como un enfrentamiento entre dos movimientos nacionales. Desde sus orígenes el sionismo fue laico y aspiró a construir un Estado nacional, una patria para los judíos. Los palestinos, influenciados por la lucha anticolonialista y las ideas europeas, también utilizaron los conceptos de patria y nación, alejados del pensamiento tradicional religioso que es anterior a la aparición de estas definiciones modernas del siglo XIX.

   Durante la lucha por la creación del Estado judío el discurso sionista fue pragmático respecto del territorio en el que aspiraban construir un Estado. No había lugares <<santos>> ni aquellos a los cuales no se podía renunciar de ninguna manera por algún mandato bíblico. De la misma manera, entre los palestinos, la tierra era sinónimo del lugar en el cual los palestinos -musulmanes y cristianos por igual- habían vivido.

   Esto cambió en 1967. La ocupación de Cisjordania y la Franja de Gaza -y muy especialmente la de Jerusalén- produjo una modificación en el discurso político israelí con una creciente influencia de los grupos nacionalistas de extrema derecha que conjugaron nacionalismo y pensamiento teológico. Los argumentos para no abandonar los territorios ocupados en la guerra de 1967 dejaron de ser pragmáticos o políticos y comenzaron a ser de orden divino. Cientos de rabinos de primer nivel, e influyentes en las decisiones del Estado, decían que era un pecado resignar territorios de la tierra de Israel que habían sido liberados de las manos de los <<extranjeros>>. Se comenzó a utilizar mucho más la expresión <<tierra de Israel>> como algo inmanente y se relegó el concepto de <<territorios>>, pasibles de ser negociados. Por su parte, el mundo árabe se vio atravesado por una creciente ola de movimientos islámicos que sostenían que los movimientos nacionalistas habían fracasado en su intento por liberar Palestina porque habían abandonado la fe y se habían entregado a las ideologías nacionalistas, ajenas al ser musulmán. Hamás fue un emergente de este pensamiento y la liberación de Palestina se entremezcló con la liberación de los lugares santos de Jerusalén del poder de los judíos. El crecimiento en ambos lados del discurso teológico-político que apela a las emociones y a conceptos divinos dificulta aun más la negociación política".

Pedro Brieger, El conflicto palestino-israelí, Madrid, Clave Intelectual, 2011, pp. 108-110.  




Comentarios

  1. Pues esperan años para que esto se calme si las teología se une a la política. En realidad no creo que la haga y solo gane o pierda el más fuerte.

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