Pío Moa: sobre religión y moral

   "Algunos ateos ciencistas afirman que los mejores índices de moralidad corresponden a las sociedades más ateas y los de mayor inmoralidad a las más religiosas. Buena simpleza. También podrían pretender que corresponden a las sociedades de piel más blanca y de piel más oscura, respectivamente. ¿Por qué no se atreven a decir esta otra simpleza? Un nazi ciencista lo haría notar enseguida. En fin...

   A partir de la I Guerra Mundial ocurrió en Europa occidental un fuerte proceso de descristianización, impulsado desde diversos frentes: marxismo, psicoanálisis, socialdemocracia, nazismo y algunos -no todos, desde luego- sectores liberales. Es difícil decir en qué grado influyó ello en la crisis de los sistemas liberales y en los sucesos que culminaron en la II Guerra Mundial. Pero probablemente influyó algo.

    Después de dicha guerra hubo un cierto retorno a los principios religiosos y a la moral tradicional, hasta que, en los años 60, tomó cuerpo una nueva oleada en sentido contrario, oleada en plena expansión todavía hoy. Una excepción fue el franquismo, el cual estuvo profundamente influido por el catolicismo tradicional hasta su mismo fin, a pesar de las corrientes modernizadoras en auge. Y debe reconocerse que, en bastante aspectos morales o relacionados con la moral, sus logros fueron bastante notables. El nivel de delincuencia era proporcionalmente el más bajo, o uno de los más bajos, de Europa, y también el de gente encarcelada o el de suicidios. Había un problema de alcoholismo, pero poco acentuado, y escaso entre los jóvenes. El consumo de droga, extendido espectacularmente por Europa y Usa desde los años 60, apenas cuajó aquí entonces. Las cifras de violaciones, de asesinatos domésticos, de embarazos de adolescentes, eran ciertamente reducidas en proporción con el resto de Europa y con lo que ha llegado a pasar después en la misma España. No había policías privadas, ni existían los enormes negocios actuales de seguridad y protección de las propiedades... España pasó de ser uno de los países europeos con mayor mortalidad infantil durante la república a estar prácticamente en cabeza en su disminución; la esperanza de vida se puso al nivel de los más avanzados, sólo por debajo de Suecia, Japón y quizá alguno más. [...]

   Faltaban las libertades políticas, pero, como observó Julián Marías y puede recordar cualquier persona desprejuiciada, había una gran libertad personal, algunos de cuyos aspectos mencionó Solzhenitsin para inmensa irritación de los progres de entonces.

    Estos hechos, pues lo son, no constituyen un argumento en pro de un estado católico o de la vuelta al franquismo, desde el momento en que no son exclusivos de ellos. Pero sí conforman un argumento que impone la cautela, por lo menos, ante las alegrías ateoides y demagógicas tan en boga. Un estado laico y democrático, único concebible hoy, no debe echar por tierra los logros del pasado, sino reconocerlos y construir sobre ellos."

Pío Moa, Falacias de la izquierda, silencios de la derecha, Madrid, Libros Libres, 2008.

Lo citado está entre las pp. 179 y 182. 

Eartha Kitt:  C'mon a my house   https://youtube.com/watch?v=aM8a2bhswXU&si=EnSIkaIECMiOmarE



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