Joaquín Araújo, Los árboles te enseñarán a ver el bosque


   “Las raíces son una trama de tramas que traman la continuidad de la vida. No encuentro mejor definición. Con todo resulta difícil una vez más, en algo relacionado con los árboles, abarcar todo lo que son y todo lo que hacen. Acaso su primera destreza es la difusión por las principales partes de su estructura de las tareas que en el caso de los animales son desempeñadas por muchos y diferentes órganos especializados, o, si se prefiere, son artistas de la múltiple funcionalidad de sus elementos básicos.   [...]  

   Las raíces, como mínimo, son excelentes exploradoras, bicas y bombas de succión, comida cuando mueren, soporte y anclaje, trama infinita, punto de encuentro y de alianzas encadenadas, óranos sensibles, emisores y receptores de mensajes, medios de comunicación, pues son redes sociales que conectan lo telúrico con lo aéreo, lo terreno con lo vivo. Son sencillamente la parte más importante de lo esencial de este mundo.  [...]

   Para lo que, además, deben tener un sistema de orientación y de detección de lo que es comida. Destreza que demuestra que son capaces de detectar texturas del suelo, la humedad del mismo, los nutrientes. Seguramente pueden orientarse, es decir, que cuentan con una cierta capacidad de sentir los campos magnéticos. La búsqueda resulta inseparable de los propósitos de la fracción subterránea de los árboles pero como se hace en la más completa oscuridad las raíces deben contar con receptores de las sustancias químicas nutricias. Es decir, que además de tacto pueden ejercer de órganos capaces de oler y saborear”.  


   "Es en el lado invisible, en el mundo de las raíces, donde más comunicación entre los árboles se da. Bajo el suelo de todas las arboledas del mundo se extiende una ingente red de redes, una masa de canales por los que circulan nada menos que recuerdos, alimentos, mensajes, compasión, alarmas, situaciones, orientaciones y de forma muy destacada colaboración y formas de compartir que se acercan bastante  la más estricta justicia distributiva. Lenguaje, pues.

   Todo ello con una peculiaridad más que fascinante, porque la simbiosis, esa que permite a los hongos recibir azúcar de las plantas y estas agua y minerales de los hongos, también se encarga del reparto en todas las cirecciones de esos mismos elementos básicos y de todas las prestaciones mencionadas en el párrafo anterior. Con la ventaja añadida de que si ya es profusa la maraña de las redes, todavía más miles de kilómetros suma la de las hifas de los hongos. En realidad hay que comrpenderla más como un tejido, bien tupido, que como una red. Ciertamente los destinatarios son los congéneres, es decir las comuñnicaciones no favorecen a los cataños o a los robles que crecen entre las hayas". 

 

Joaquín Araújo, Los árboles te enseñarán a ver el bosque, Barcelona, Crítica, 2020, 332 p. 

 árboles en peligro de extinción en España

  

Las citas, de las páginas 100 a 103 y 181.

Comentarios

  1. Si fueran malignas serían, las raíces, dignas de tener su propio Lovecraft.

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