Alaitz Leceaga, Las hijas de la tierra

   "Para romper un embrujo, una maldición o una promesa con un demonio se debe enterrar a los causantes del maleficio en tierra resucitada para que así estos nunca puedan descansar -leyó Teresa en voz alta y clara-. Después, la sangre de una víctima inocente debe empapar esa misma tierra resucitada hasta que su corazón deje de latir". 

   "No hay una explicación para cada cosa en este mundo".

Alaitz Leceaga, Las hijas de la tierra, Barcelona, Penguin Random House, 2019, 560 p.

Las citas son de las páginas 129 y 156. La historia tiene interés, engancha. El relato no duda en enhebrar unos cuantos tópicos de la literatura femenina corriente, que no terminan de ahuyentar al paciente lector que comenzó el libro pese a las patéticas y disuasorias expresiones utilizadas en la sobrecubierta a modo de propaganda para imbéciles ("Una tierra maldita". "Una mujer dispuesta a luchar por el poder". "Un gran misterio que debe salir  la luz". "Bajo la sombra de una maldición, y sin miedo a nada ni a nadie, las mujeres de esta novela lucharán por el poder que les pertenece").  Algunas expresiones del texto dan la impresión de ser fruto de una mala traducción, lo que no parece posible.

 El salto mortal de Alaitz Leceaga | País Vasco

Comentarios

  1. Respuestas
    1. Más de quinientas páginas mareando la perdiz... sí que da para una serie.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares