Ayanta Barilli, Un mar violeta oscuro

"La casa romana en la que vivía de pequeña tenía una escalera de caracol color teja que llevaba hasta mi cuarto. Los peldaños de hierro forjado parecían una celosía floreada. Me encantaba el sonido de aquella escalera al bajar a toda prisa por ella. La tiritona de los barrotes que la anclaban al techo hacía caer polvo de yeso al suelo, como si nevara. El tercer escalón era mi barra de ballet, y sentada en el quinto veía la tele con las piernas colgando. En el séptimo leía y desde el noveno lanzaba aviones de papel que con suerte alcanzaban la pista de aterrizaje de la mesa del comedor. En una ocasión me caí de cabeza. En otra, me rompí el dedo pequeño del pie cuando quedó enganchado en el agujero de un pétalo duro e inclemente. Me gustaba esconderme en su último peldaño y escuchar las conversaciones que tenían los mayores en el salón de abajo. Era el torreón por el que oteaba un mundo desconocido. Una almena con vistas. Con vistas poco apropiadas, todo hay que decirlo. Aunque lo más importante era que constituía un estupendo baluarte contra los adultos". 

"Las habitaciones de los niños dan miedo porque envejecen antes que nosotros". 

Ayanta Barilli, Un mar violeta oscuro, Barcelona, Planeta, 2018, 406 p.

Pues bien.  Ahora me apetece leer los demás libros que haya escrito.

https://www.youtube.com/watch?v=RSWGftQpbV4  Barón Rojo: Casi me mato 




Comentarios

  1. Bonito recuerdo de infancia. Una escala de Jacob al cielo de la infancia y un ejemplo de cómo ocupamos los espacios y los dotamos de sentido.

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