David Monteagudo: Marcos Montes

 "Pero él sí, él era capaz de refugiarse en su pensamiento. Tenían que darse unas determnadeas condiciones, la perforadora tenía que adquirir un ritmo constante, sostenido, una peculiar vibración... entonces sí, el mundo exterior, la fealdad del túnel desaparecían, y ya sólo quedaba su pensamiento moviéndose libremente, como cuando uno está a punto de dormirse y la mente se mueve con levedad, pasando sin esfuerzo, sin control, de un tema a otro".

David Monteagudo, Marcos Montes, Barcelona, Acantilado, 2010, 117 p.

Cita de las pp. 44-45. 

https://www.youtube.com/watch?v=3__HmlJIyIU  Los Fabulosos Cadillacs: El Matador 



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