Murakami: Baila, baila, baila (sobre el Hotel Delfín)

 "En cualquier caso, recuerdo que era un hotel extraño. Evocaba en mí algo parecido a un estancamiento en la evolución biológica. Una regresión genérica. Una criatura deforme que avanza en la dirección equivocada y no puede retroceder. Una criatura huérfana que se yergue paralizada en medio del crepúsculo de la Historia, una vez extinguidos los vectores de la evolución. Un valle anegado en el Tiempo. Nadie tiene la culpa de eso. No hay nadie a quien culpar y tampoco nadie que pueda solucionarlo. y es que, para empezar, nunca deberían haber construido ese hotel. El error estaba ya en su origen. Ése fue el primer desliz".

  "Era un hotel triste. Triste como un perro negro de tres patas empapado por la lluvia de diciembre. Sin duda hay muchos hoteles tristes en el mundo, pero el Hotel Delfín era un caso distinto. La tristeza del Hotel Delfín era más conceptual. Por lo tanto, casi trágica". 

Haruki Murakami: Baila, baila, baila, Barcelona, Tusquets, 2012



Sobre hoteles espantosos con presencia literaria sugiero leer Montevideo, de Enrique Vila-Matas. 

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