Rafael Rodríguez-Moñino, Breve Historia de la Religión en España

 "Desde su llegada en abril de 1931 la II República trajo al país un recrudecimiento del anticlericalismo y de actos contra la religión que estallarían durante la Guerra Civil de forma total y radicalizada. La primera manifestación clara de este ataque directo fue la quema de iglesias y conventos los días 11 y 12 de mayo de ese año; los sucesos comenzaron en Madrid, donde ardieron el primer día citado numerosos edificios religiosos, extendiéndose aquella noche y el día siguiente las acciones de destrucción en ciudades como Sevilla, Alicante, Valencia, Murcia y, sobre todo, en Málaga [...]

   La segunda manifestación de esta política antirreligiosa estuvo en la redacción de los artículos 26 y 27 de la Constitución de 1931, que enfrentaron a varios de los partidos representados en el Parlamento y tuvieron su cristalización completa en la Ley de Confesiones y Congregaciones de 1933; en ella se reconoce la libertad de conciencia, la aconfesionalidad del Estado, aunque puede no reconocer los nombramientos eclesiásticos; la prohibición de favorecer a la Iglesia, el traspaso al Estado de los bienes muebles e inmuebles de la Iglesia. En cuanto a las Congregaciones todas habrían de ser inscritas en un registro del Ministerio de Justicia, prohibiéndoseles dedicar a sus miembros a labores industriales, agrícolas y docentes, y permitiéndoles sólo la posesión de los bienes estrictamente indispensables y de uso personal. [...]

   En 1932 fue suprimida de nuevo la Compañía de Jesús, que contaba entonces en España con 2.987 miembros; prohibiéndose asimismo la colocación del crucifijo en las Escuelas. En 1934, con motivo de la revolución de Asturias, caen 34 eclesiásticos, víctimas de una represión indiscriminada: sacerdotes, seminaristas, hermanos de las Escuelas Cristianas. 

    Las graves tensiones constantes entre la Iglesia y el Estado republicano; los enfrentamientos continuos entre sectores sociales irreconciliables, y la presencia de una realidad permanentemente conflictiva en lo social, económico y político, tuvieron su respuesta más violenta y terrible durante la Guerra Civil. [...]

    Julián Casanova ha afirmado que <<el clero y las cosas sagradas... constituyeron el primer blanco de las iras populares de quienes participaron en la derrota de los sublevados y de quienes protagonizaron la limpieza emprendida en el verano de 1936>> y añade: <<El castigo fue de dimensiones ingentes, devastadoras, en aquellas comarcas donde la derrota del golpe militar abrió un proceso revolucionario súbito y destructor>>". 

RODRÍGUEZ-MOÑINO SORIANO, Rafael: Breve Historia de la Religión en España, Madrid, Castalia, 2022, págs. 111-117.

[Referencia a CASANOVA, Julián: La Iglesia de Franco, Temas de Hoy, 2001]

Sobre los sucesos del 11-5-1931 en Alicante: http://www.alicantevivo.org/2007/09/los-sucesos-del-11-de-mayo-de-1931.html

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