Manuel Vázquez Montalbán, Asesinato en el Comité Central

 "Había elegido un desayuno que no necesitaba reflexión, ni casi la menor predisposición de la conciencia. Un desayuno acompañante discreto de cualquier meditación trascendente. Ni siquiera el jamón hubiera sido el acompañante adecuado. El jamón exige paladeo crítico, veredicto. En cambio la catalana es un embutido cocido que se ajusta a la mecánica del paladar y la masticación sin grandes ambiciones. El hecho de exigirla trufada era el mínimo rigor indispensable para que el sabor le sorprendiera de vez en cuando, cuando los lunares de trufa aromatizaban bruscamente la cavidad bucal y le asomaban picores por la punta de la nariz. Comiese lo que se comiese, siempre había que dejar un tiempo para la dialéctica, fuera a partir del sabor o de la textura de lo que se comía".

 "No tenían merluza a la sidra. Una mujer a la sidra. Necesitaba una mujer a la sidra. Una mujer céltica con el rubio algo sucio". 

 "Ya se sabe. Se abandona el marxismo y se acaba creyendo en el zodíaco y no sabiendo distinguir el bien del mal". *


Manuel Vázquez Montalbán, Asesinato en el Comité Central, Barcelona, Planeta DeAgostino, 2000, 292 p. 


* Algo parecido se atribuyó hace tiempo a Chesterton, sobre quienes dejan de creer en Dios para creer en cualquier cosa.  

Vicente Fernández:  Guadalajara   https://www.youtube.com/watch?v=7ESSqfkfAoM



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