Ian Kershaw, sobre Lenin y el terror.

    "El aspecto físico de Lenin tenía poco de cautivador. [...] Vestía unas ropas raídas y resultaba totalmente <<anodino>> para ser <<el ídolo de las masas>> pero es que <<su liderazgo se debía a la pura virtud del intelecto... pues poseía la capacidad de explicar ideas profundas en términos sencillos>>. Por anodina que pudiera juzgarse su apariencia, a todo el que se topara con él se le hacía imposible ignorarle. Y tampoco existe la menor duda sobre su aguda inteligencia (que en su carrera política conseguiría poner al servicio tanto de sus soberbias dotes políticas y organizativas como de su capacidad para la manipulación) Poseía una energía pasmosa y transmitía un enorme eidnamismo. Era un orador electrizante [...], un polemista de talento que manejaba bien su aguzado entendimiento y mostraba una notable aptitud para el debate agresivo. Todo ello le permitió salir vencedor de casi todas las disputas, verbales o escritas, y exponer magistralmente la dialéctica marxiste en su prolífica obra ensayística. Pero las cualidades de Lenin no se agotaban en la potencia de su pensamiento. Poseía una tremenda fuerza de voluntad y una enorme seguridad en sí mismo. La volatilidad de su colérico tempramenteo, su intolerancia y la omnipresente certeza de llevar siempre razón hacían difícil que una persona de mente más abierta, planteamientos no tan dogmáticos o modales menos tajantes soportara su prepotencia.

   Vivía por y para la política. Ninguna cosa le importaba en exceso. No resultaba fácil trabar amistad con él. [...] Se trataba de un individuo obsersivo, capaz de insistir con puntillosa meticulosidad en absurdas cuestiones de orden formal: el solo hecho de desorganizar los lápices dispuestos con rigor marcial sobre la mesa podía provcar un estallido de ira. Era ambicioso y estaba total y absolutamente decidido a llevar adelante la revolucionaria transformación de la sociedad rusa que se había propuesto auspiciar. Se mostraba intolerante y completamente inflexible con los ideólogos marxistas que se atrevían a exponer puntos de vita contrario [...]. Y con los enemigos de clase -una categoría de persons sumamente elástica- era implacable, hasta tal punto que abogaba abiertamente en favor del terrorismo para liquidarlos y lo aplaudía.

   Toda su vida tuvo mala salud. Padecía unos dolores de cabeza devastadores, además de insomnio y una tension nerviosa que en ocasiones lo ponía al borde del desmoronamiento psiquico.  [...]

    Al regresar con cuarenta y seis años a Rusia en 1917, consumadas ya la revolución de febrero y la deposicion del zar, Lenin se encontró de pronto en un país en el que llevaba sin poner el pie practicamente dos décdas. Pese a ser virtualmetne desconocido para la mayor parte de los rusos, lo cierto es que los activistas comprometidos ocn las más radicales formas de revolución, es decir, los miembros del partido bolchevique, le tenían poco menos que por un profeta, un gurú del pensamiento revolucionario y el inspirado organizador de un movimiento que al fin había alcanzado el punto de maduración". 

     "Lenin llevaba ensalzando el uso del terror como ariete apropiado desde el comienzo mismo de su carrera como teórico revolucionario. El 7 de diciembre de 1917 consiguió que el Sovnarkom organizada la <<Comisión extraordinaria de todas las Rusias>>, más conocida con el nombre de <<la checa>>, la temible policía de Estado. Dirigida por Félix Dzarzhinski, y dotado al principio de un personal muy reducido, el organismo creció rápidamente, hasta el punto de que en el verano de 1918 andaba ya caaerca de convertirse en un estado dentro del estao. Su tarea consitía en eliminar toda oposición a la revolución, pese a que la noción de <<enemigos>> contrarrevolucionarios se dejara sin definir -en una obvia invitación a la aplicación arbitraria del terror-. <<Debemos avivar la energía y el carácter popular del terror>>, escribía Lenin en junio de 1918. Par entonces, Lenin se hallaba ya al frente e un estado sumido en una feroz lucha por la supervivencia y sacudido por una guerra civil de inimaginable brutalidad dado que el gobierno revolucionario tenía que plantar cara a una contrarrevolución apoyada por las potencias extranjeras. En tan extremas condiciones, el terrorismo de estado sólo podía alcanzar proporciones explosivas". 

Ian Kershaw, Personalidad y poder. Forjadores y destructores de la Europa moderna, Barcelona, Crítica (Planeta), 2022.

Las citas proceden de las páginas 43-49 y 57; son del capítulo 1 "Vladímir Ilich Lenin. Líder revolucionario y fundador del estado bolchevique". 




Entrevista al autor en la revista Nueva Sociedad (noviembre 2023), sobre el libro Personalidad y poder:  

https://nuso.org/articulo/ian-kershaw-dictadores-hitler-nazismo-derechas-entrevista/

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