Josep Fontana: sobre la profecía histórica de Joaquín de Fiore

   "Los esfuerzos que la Iglesia había realizado para combatir el uso de los modelos proféticos como clave para interpretar el futuro inmediato habían resultado inútiles. Su influencia es evidente en toda la historiografía medieval e incluso más allá, en las propias aciones políticas. Se ha observado, por ejemplo, que la coronación imperial de Carlomagno tuvo lugar en la fecha en que, según alguno de los cómputos más difundidos, se iniciaba el séptimo día de la historia del mundo y, con él, una época nueva. Quien contribuyó a potenciar este uso de los modelos proféticos fue el abad calabrés Gioacchino da Fiore (c. 1132-1202), con consecuencias que iban a resultar trascendentales. Joaquín era hombre de saber y virtud reconocidos, escuchado con respeto por reyes y papas. Si el cuarto concilio de Letrán condenó, aunque matizando su sanción con elogios, algunas de sus ideas trinitarias, fue sobre todo por razones políticas, puesto que Joaquín estaba relacionado con el partido de la paz, inclinado a una transacción con el Imperio. En el terreno de la doctrina, se oponia a la escolástica y patrocinaba un estudio más profundo de las Escrituras, como el que le sirvió a él para formular una serie de paralelismos entre Viejo y Nuevo Testamento. Su visión de la historia enlazaba el esquema de la semana cósmica con otro de tres períodos o status, determinado por la intervención de la Trinidad en ella. De ahí surgió el universo complejo del Libro de las figuras, con dos juegos de siete etapas cósmicas paralelas (correspondientes al Antiguo y al Nuevo Testamento), al que se sobreponía el de los tres status. Estos períodos o status correspondían a una edad del Padre -la de la vieja ley-, otra del Hijo -la del Evangelio, que había durado hasta el presente- y una tercera edad, la del Espíritu Santo que habría comenzado ya a partir de tiempos de San Benito, pero cuya culminación se produciría una vez que el Anticristo fuese derrotado y una Iglesia renovada, integrada por monjes, reinase en paz y contemplación sobre la tierra y bajo el imperio de una ley nueva, la de un Novísimo Testamento, que no sería escrito, como los dos anteriores, sino que se presentaría a la percepción inmediata del espíritu". 


Josep Fontana, Historia. Análisis del pasado y proyecto social, Barcelona, Crítica, 1982, pp. 36-37. 

Josep Fontana 

Gioacchino da Fiore 


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