"Paraíso, en latín paradisus, es una palabra que
procede del griego paradeisos, adaptación a su vez del persa paerdís que significa cercado. Tanto el término como el concepto de paerdís
proceden de Mesopotamia, quizás de Ur, donde
se aplicaba no sólo a la idea de un jardín paisajístico sino también a una reserva salvaje destinada
a la caza real.
En el siglo IV aC, Jenofonte, cuyo ideal de cultura
gira en torno a la asociación de las virtudes del
guerrero y del agricultor ofrece una de las primeras referencias al término paraíso para aludir a
jardín cerrado. En su Discurso Socrático Economicus, Sócrates explica que el rey persa no solo destaca en el arte de la guerra sino también en el de
los cultivos. Señala que allá donde el rey reside
existen jardines, los llamados jardines de placer
llenos de todas las cosas bellas y buenas que el corazón puede desear y es allí donde el rey emplea
más tiempo. En este pasaje Jenofonte utiliza el
término paradeisoi para referirse al jardín de placer. En la Biblia Septuaginta se utiliza el término
paradisus para aludir al jardín de Edén. En ambos
casos el término paraíso hace referencia a un espacio cerrado extenso, ordenado, bello y agradable donde conviven árboles, flores y animales enjaulados o en libertad.
La palabra Edén, Edim o Edinu es de origen sumerio y significa zona llana o planicie. El término pasó al idioma acadio donde tomó el significado de
lugar puro y natural. En la Biblia el término parece referirse a una región geográfica concreta. Recordemos la cita del Génesis: “Plantó luego Yavé
Dios un jardín en Edén, al oriente…” (Génesis, 2,
8). Mientras que paraíso sería un lugar específico,
un huerto o un jardín situado en la parte oriental de dicha región. Por tanto, el término Edén no sería el nombre del jardín sino el del lugar donde
este estaba situado".
Carmen Gracia: Gaia, "El Jardín de Edén, y los fundamentos míticos y culturales del Paraíso", Ars longa: cuadernos de arte, 2012, pp. 253-266. Enlace en Maqueta def. Nueva
Adán y Eva vivían felices en el Jardín del Edén. Echaban una semilla al suelo y rápidamente crecía una planta o un árbol, que daba frutos magníficos, pues fértil era el suelo y muy buena el agua de la lluvia. Pero la serpiente dijo a Eva: ¿Cansada de comer siempre cebollas y tomates crudos? Come del árbol del cocimiento del bien y del mal. Eva fue a ese árbol, que en realidad era una casa de comidas que olían deliciosamente: carnes, pescados, mariscos, cocidos, asados, fritos… Se lo dijo a Adán. Ambos conocieron la gula y así comenzaron los problemas.
Noviembre 2024. Cincuento sobre cebollas, tomates y gula.
https://gastronomianegraycriminal.wordpress.com/2012/02/27/nairi-nahapetian-en-el-jardin-del-eden-y-dos-pollos/
Joaquín Sabina: Y sin embargo https://www.youtube.com/watch?v=VhdOwDe-Pgg
Comentarios
Publicar un comentario