Margaret Atwood, Érase una vez
"A favor de las mujeres tontas
... las cabezahuecas, las sinseso, las rubias tontas: las adolescentes obstinadas que son demasiado bobas para hacer caso de sus madres;
todas aquellas que tienen la cabeza llena de pájaros,
todas las camareras exuberantes que nos desean un buen día y nos dan mal el cambio mientras se inspeccionan el peinado en el espejo,
todas las que ponen a secar al caniche recién lavado en el microhondas [...]
esas mujeres son pura ficción: una ficción normalmente compuesta por otros, pero a veces incluso por ellas mismas,
aunque ni siquiera las mujeres tontas son tan tontas como fingen ser: fingen por amor.
Los hombres las aman porque hacen que incluso los tontos se sientan listos: las mujeres, por la misma razón,
y porque les recuerdan todas las bobadas que han cometido ellas mismas,
pero sobre todo porque sin ellas no habría historias".
Margaret Atwood, Érase una vez, Barcelona, Lumen (Random House Mondadori), 2007.
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