Theodor Mommsen: sobre la familia romana
Theodor Mommsen (1817-1903)
"La casa Romana.- El padre y la madre, los hijos y las hijas, el dominio agrícola y la habitación de la familia, los sirvientes y el mobiliario doméstico son en todas partes, excepto en los países en que la poligamia hace desaparecer la madre, los elementos naturales y esenciales de la unidad económica. La diversidad que se nota entre los pueblos dotados del génio de la civilización está sujeta, ante todo, al desarrollo de estas instituciones; los unos tienen de ello un sentido más profundo, costumbres y leyes más características y determinadas que los otros. Ningún pueblo ha igualado a los Romanos en el rigor inexorable de sus instituciones de derecho natural".
"El padre y su familia.- La familia se compone: del hombre libre a quien la muerte de su padre ha hecho dueño de sus derechos; de su esposa, á quien el sacerdote le ha unido en la comunidad del fuego y del agua, mediante el rito sagrado de la torta (confarreatio); de sus hijos, de los hijos de éstos con sus mujeres legítimas; de sus hijas no casadas, y de las hijas de sus hijos, con todos los bienes que cada uno posee: tal es en Roma la unidad doméstica, base del órden social. Exclúyense de ésta los hijos de la hija, cuando ha pasado mediante el matrimonio á la casa de otro hombre, ó cuando procreados fuera de legítimo matrimonio, no pertenecen á ninguna familia. Poseer una casa e hijos, hé aquí el fin y la esencia de la vida para un ciudadano romano. La muerte no es un mal, puesto que es necesaria; pero es una verdadera desgracia que acabe la casa con la descendencia. Por esto se impedirá á toda costa desde los primeros tiempos, dando la hombre que no tenga hijos el medio de ir solemnemente á buscarlos en el seno de una familia extraña, y hacerlos suyos en presencia del pueblo. Constituida de este modo la familia romana, llevaba consigo, gracias á la poderosa subordinación moral de todos sus miembros, los gérmenes de una civilización fecunda para el porvenir. Solo un hombre puede ser su jefe; la mujer puede también adquirir y poseer bienes; la hija tiene en la herencia una parte igual á la de su hermano; la madre hereda lo mismo que los hijos. Pero esta mujer no deja de pertenecer á la casa; no pertenece a la ciudad, y en la casa tiene siempre un dueño: el padre, cuando es hija; el marido, cuando es esposa; su más próximo pariente varón cuando no tiene padre ni está casada. Estos, y no el príncipe son los que tienen sobre ella el derecho de justicia.
Pero en la casa, lejos de ser esclava, es dueña. Según la costumbre romana, la tarea impuesta á los criados de la casa era moler el grano y desempeñar los trabajos de la cocina; la madre de familia ejercía en esto una alta vigilancia; además tiene el huso, que es para ella lo que el arado en las manos del marido".
Theodor Mommsen, Historia de Roma, vol. I, Desde la fundación de Roma hasta la caída de los Reyes, Madrid, Ediciones Turner, 1970.
El fragmento transcrito está en las páginas 90 a 92. La Historia de Roma de Mommsen comenzó a publicarse en 1856. En 1970, Ediciones Turner publicó de nuevo la edición española traducida en 1876 por Alejo García Moreno (1842-1913), con prólogo y comentarios de Francisco Fernández y González (1833-1917). Por eso la ortografía, que he procurado respetar al copiar estos párrafos, es decimonónica.
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