Fernando Pessoa, Libro del desasosiego
"Comprar libros para no leerlos; ir a conciertos para no oír la música ni ver a los otros asistentes; dar largos paseos por estar harto de andar e ir a pasar unos días al campo sólo porque detestamos el campo".
"Parar, acabar definitivamente, pero con una supervivencia trasladada, ser la página de un libro, la trenza de un cabello suelto, el oscilar de la enredadera junto a la ventana entreabierta, los pasos sin importancia en el cascajo fino de la curva, el último humo ascendente de la aldea que adormece, el olvido del látigo del cochero a la orilla matutina del camino... El absurdo, la confusión, el apagamiento -todo aquello que no fuera la vida".
"Benditos aquellos que no confían su vida a nadie".
"¡Qué humano era el toque metálico de los tranvías! ¡Qué paisaje alegre el de la simple lluvia en la calle resucitada del abismo! ¡Oh, Lisboa, mi hogar!"
"Todos los problemas son insolubles. La esencia de la existencia de un problema es la ausencia de cualquier solución para el problema".
"Estoy tan lúcido como si no existiera".
"Siempre rechacé que me comprendieran. Ser comprendido es prostituirse".
"La cuesta lleva al molino, pero el esfuerzo no conduce a nada".
Fernando Pessoa, Libro del desasosiego, Barcelona, Acantilado (Quaderns Crema), 2002.
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