Luis Zueco, El escalón 33

"-Un ángel tomó la serpiente, que era el diablo, y la encadenó por mil años. Vencido el plazo, Satanás sería soltado y saldría a destruir a las naciones -dijo Antonio Palacín mientras depositaba la copa en la mesa-. Las gentes que vivieron cuando se aproximaba la llegada el año mil escuchaban, atemorizados, amenazas como estas y mucho peores. Pero una imagen siempre vale más que mil palabras, y por mucho que los monjes predicaban el fin del mundo, las imágenes eran más poderosas que sus discursos. La Iglesia narró estas apocalípticas profecías al pueblo analfabeto e ignorante con el apoyo de esculturas labradas en la dura piedra que habilidosos canteros modelaron para decorar unos templos sagrados, que debían ser la expresión de la perfección. Unos templos levantados según un estilo armonioso y fascinante, el románico". 

"Las iglesias románicas están llenas de motivos decorativos, escultóricos y pictóricos. Decoración en los muros, bajo los aleros, en los capiteles, en las ventanas, en las puertas de acceso; son templos rebosantes de simbología...

-Disculpa, pero los templos románicos se caracterizan por la limpieza de sus muros. Yo he visto siempre los sillares bien encuadrados tal y como dices, pero sin pinturas, ni cal, ni nada -interrumpió Silvia, que osaba contradecir al experto.

Antonio Palacín se mantuvo en silencio unos segundos mientras sonreía.

- Todos estos lugares se aprovecharon para catequizar e instruir a un pueblo mayoritariamente analfabeto. Hoy tenemos la deformación heredada de pensar que la piedra sillar es bella, porque se ha dejado vista eliminando las capas que sobre la misma había. Pero la verdad es que una vez terminada la obra arquitectónica, el templo no se consideraba acabado hasta que no estuviera enfoscado y convenientemente dotado de un programa pictórico adecuado. -Se podía decir que Palacín disfrutaba con las objeciones de Silvia-. Hoy en día, lo que vemos son esqueletos de templos a los que falta este elemento esencial, las pinturas románicas". 

Luis Zueco, El escalón 33, Barcelona, Penguin, 2025.

Novelota de aventuras: mujer joven y moderna encuentra un texto misterioso, se empeña en descifrarlo y para ello recorre España visitando castillos y conociendo gente interesante, mientras -como es natural- huye de unos peligrosos criminales que quieren conseguir ese documento y encontrar el tesoro o lo que sea.  Lo mejor del libro es lo que cuenta sobre lugares, castillos y otras antigüedades. 


Mural en la iglesia románica de Sant Climent de Taüll


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