Santo Tomás Moro, Utopía

   "Un laico versado en vuestras leyes, no sé por qué motivo, empezó a alabar la dura justicia con que en Inglaterra se trataba a los ladrones, afirmando con satisfacción haber visto a veinte de ellos colgados en el mismo patíbulo y comentaba que no sabía explicarse que, viendo que eran tan pocos los que lograban escapar de la justicia, sin embargo fuesen tantísimos lo que seguían robando.

  - No  debería extrañarte. Esta pena la encuentro excesiva e ineficaz para remediar el problema. Pues el simple robo no es un delito tan grande como para que merezca la pena capital, ni habrá jamás castigo suficientemente convincente para disuadir del pillaje a quienes no poseen otro medio para quitarse el hambre. [...]

   Si somos justos, debemos admitir que entre ambos delitos [matar, robar] no hay parangón. Si es Dios quien ha prohibido matar, ¿podemos eliminar a un hombre porque nos haya quitado unas monedas? Y no me digáis que el precepto divino prohíbe matar, menos cuando alguna ley humana lo autorice, pues sería como decir que se prohíbe matar en la medida que lo interprete la ley humana. Pues, por esta regla, también podrían legalizarse el estupro, el perjurio y el adulterio. Dios nos ha quitado el derecho sobre nuestra propia vida y la ajena. Así pues, los hombres no tienen derecho a ponerse de acuerdo sobre en qué casos y bajo qué condiciones es lícito matar o matarse. Este mutuo consenso entre los partidarios de la pena de muerte puede servir para eximir de responsabilidades a los esbirros que las ejecutaron, pero no a los que sentenciaron la pena. [...]

    Pero aún quiero añadir lo absurdo y pernicioso que es para una República el castigar por igual a un ladrón que a un homicida, pues viendo el delincuente que sufrirá la misma pena tanto si roba como si mata, puede matar cuando le bastaba con expoliar, pues en caso de ser descubierto su homicidio, no cambiaría la pena y su seguridad peligra mucho menos con la víctima muerta. Por eso, pretendiendo aterrar a los ladrones, aumentamos los riesgos para los buenos ciudadanos". 

Tomás Moro, UtopíaMadrid, Alhambra, 1986, 184 p.

La edición, traducción y comentarios son de Llatzer Bria i Perau.

Utopía, de Tomás Moro, fue publicada en 1516.

Santo Tomás Moro (Thomas More, Londres 1478-1535). Jurista, humanista y político. Estudió en Oxford y en Londres. Fue miembro del Parlamento y desempeñó varios puestos diplomáticos. Fue juez, presidente de la Cámara de los Comunes, y consejero y secretario del rey.  Fue nombrado Gran Canciller en 1529, cargo al que renunció en 1532. Se opuso primero a la Reforma protestante y luego a la atribución al monarca de la jefatura de la Iglesia de Inglaterra. En 1534 fue encarcelado en la Torre de Londres. Fue injustamente condenado por alta traición y decapitado. Canonizado por la Iglesia Católica. 


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