Espido Freire, Juegos míos
"Vivía en la casa gris, la casa flanqueada por dos inmensos magnolios de hojas polvorientas, la casa grande que impedía al resto del pueblo la visión del faro. Apenas se asomaba a la calles: cuando recogía hojas de los árboles, su figurilla menuda, vestida con colores claros, se confundía a través de los hierros negros de la verja con el resto de la casa, y las tardes en las que abandonaba el encierro lo hacía siempre acompañada de su tía Montana, que se aferraba a su brazo como una enredadera. Luego, con el paso tranquilo y sin hablar, ni casi saludar a los conocidos, regresaban las dos a su jardín con magnolios tras la verja".
"Están todos locos. Locos como el viento sur".
Espido Freire, Juegos míos, Madrid, Alfaguara (Santillana), 2004.

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