Umberto Eco: sobre la Cábala, sobre los orígenes del lenguaje.

    "El occidente cristiano empezará a ocuparse del hebreo a partir del Renacimiento. No obstante, mientras que en la época medieval la lengua hebrea es olvidada por el pensamiento cristiano, precisamente es en Europa donde surge y florece una corriente de misticismo hebreo que estará destinada a ejercer una influencia fundamental en la búsqueda de una lengua perfecta, porque se basa en una idea de la creación del mundo como fenómeno lingüístico: la Cábala.

    La lectura de la Torá.   La Cábala (qabbalah podría traducirse como 'tradición') se inserta en la tradición del comentario a la Torá, o sea, los libros del Pentateuco, junto con la tradición interpretativa rabínica representada por el Talmud, y se presenta básicamente como una técnica de lectura e interpretación del texto sagrado. Pero la Torá escrita sobre la que trabaja el cabalista sólo representa un punto de partida: se trata de hallar, por debajo de la letra de la Torá escrita, la Torá eterna, anterior a la creación y entregada por Dios a los ángeles. 

   Según algunos cabalistas, la Torá, escrita primordialmente en forma de fuego negro sobre fuego blanco, en el momento de la creación estaba ante Dios como una serie de letras no unidas aún en palabras. De no haber sido por el pecado de Adán, las letras se hubieran unido para formar otra historia. Por esto el texto escrito de la Torá no contiene ninguna vocal, signo de puntuación ni acento, porque la Torá era en un principio una aglomeración de letras sin ordenar. Después de la venida del Mesías, Dios eliminará la actual combinación de letras o nos enseñará a leer el texto actual según otra disposición".

Umberto Eco, La búsqueda de la lengua perfecta, Barcelona, Crítica, 1994, 320 p. 

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   "Existe una teoría singular de los orígenes del lenguaje en la obra de un pensador árabe del siglo XI, lbn Hazm. Los lenguas no pueden haber nacido por convención, porque para establecer las reglas los seres humanos habrían tenido necesidad de una lengua precedente. Existió por lo tanto al principio una lengua dada por Dios, y tan rica de nombres y de sinónimos que a través de ella Adán ha podido nombrar sin ambigüedad todas las cosas del universo. Pero entonces esa lengua debe comprender todos las lenguas. Lo confusión que habría seguido no debería entonces responder a la invención de nuevas lenguas, sino a la fragmentación de aquella lengua única que existía ab initio, y en la que estaban contenidas todas las lenguas por venir. El don recibido por Adán era el multilingüismo. Precisamente por esto todos los seres humanos son capaces de comprender la revelación, en cualquiera que sea la lengua en la que se expresen. En tal caso, y una vez más, Babel no representaría la herida de la que se debe sanar, sino el don primordial que debemos reconquistar". 

Umberto Eco, "La búsqueda de la lengua perfecta en la cultura europea", CIC Cuadernos de información y comunicación, 4, 1998-1999 (ejemplar dedicado a Retórica), pp. 133-148. Disponible en https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=188610



Pieter Bruegel el Viejo, Torre de Babel 



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