Pío Moa: 1934 Comienza la Guerra Civil

   

    "Pero si la derecha, en general, optó por la legalidad, no hicieron lo mismo los anarquistas. [...] Muy pronto comenzaron sus huelgas revolucionarias intentos de provocar la <<liberación>> de Andalucía, etc. Y el 18 de enero de 1932 se produjo la insurrección del Alto Llobregat, donde los anarquistas se apoderaron de varios ayuntamientos e instauraron la revolución libertaria, pensando en extenderla desde allí. [...] La rebelión anarquista no hacía sino culminar una serie de incidentes sangrientos que en sólo diez meses totalizaban un mínimo de 122 muertos, todos ellos causados por organizaciones izquierdistas, ácratas en su mayoría. La CNT describía a Azaña como un monstruo sanguinario, y sometía al régimen a una inestabilidad permanente. Con el pretexto del desorden y del proyecto de autonomía para Cataluña, visto como el comienzo de un proceso de secesión, el general Sanjurjo se sublevó a su vez en agosto, probablemente con la idea de sustituir a Azaña por Lerroux. Debe recordarse que Sanjurjo se había inclinado por la República en abril de 1931 [...] El gobierno, conocedor de la trama del golpe, lo frustró enseguida en Madrid y lo aisló en Sevilla, liquidándolo con la mayor facilidad. Al efecto trajo, por primera vez,  tropas moras de Marruecos. La intentona ocasionó diez muertos, casi todos entre los rebeldes.

   Azaña explotó su éxito lanzando una ofensiva en toda regla contra las derechas, aunque éstas, en su inmensa mayoría,  se habían mantenido al margen  o  habían condenado el golpe de Sanjurjo.  Fueron cerrados casi todos los periódicos derechistas,  detenidos sin acusación gran número de sus dirigentes medios,  expropiadas  las  tierras  de  los  <<grandes  de España>>, etc.  Estas  arbitrariedades  podían realizarse  gracias  a  la  Ley de Defensa de la República,  promovida  por  Azaña,  que  prácticamente anulaba la Constitución y permitía actuar al poder con una enorme dosis de arbitrariedad.

   Por estos métodos, el gobierno creía haberse desembarazado de enemigos en la extrema izquierda y en la extrema derecha, Pero en enero del año siguiente, 1933, estallaba, sobre todo en Cataluña y Andalucía, una nueva insurrección anarquista. [...] La insurrección costó en total ochenta muertos.

    Estos hechos hundieron el prestigio de Azaña, que se mantuvo en el gobierno contra viento y marea, perdiendo las sucesivas elecciones parciales, hasta verse obligado a dimitir en el otoño. Para entonces la violencia política, de las masas o del gobierno, había causado 285 víctimas mortales en poco más de dos años. [...] Ante este panorama no extrañará mucho que en noviembre de 1933 el centro derecha ganase las elecciones por amplia mayoría (cinco contra tres millones de votos en cifras muy redondas). [...]

   La respuesta al triunfo derechista fue una tercera insurrección anarquista, en diciembre, la más violenta de todas, que incluyó el despeñamiento de un tren y ocasionó 89 muertos en total. Pero el problema principal para la estabilidad de la República fue que la izquierda teóricamente democrática no aceptó la victoria electoral de la derecha. La Esquerra, en el gobierno autonómico de Cataluña, reaccionó declarándose <<en pie de guerra>>. [...] En cuanto a Azaña y otros republicanos de izquierda, su primera medida consistió en intrigar en pro de un golpe de Estado que impidiese convocar las Cortes, y luego organizar nuevas elecciones con garantía de triunfo izquierdista. El testimonio de estos planes lo encontramos en las memorias de Alcalá-Zamora, presidente de la República, y de Martínez Barrio, jefe de gobierno en aquel momento y gran dirigente de la masonería. Meses después, en verano de 1934, Azaña intentaría un nuevo golpe de Estado, junto con los nacionalistas catalanes de la Esquerra [...] El plan no funcionó debido a la abstención del PSOE, que entonces preparaba activamente su propia insurrección. [...]

   Así pues, hasta diciembre de 1933, en dos años y medio de vida, la República había sufrido cuatro rebeliones abiertas; sólo una de ellas, y la menos cruenta, de carácter derechista, más la rebelión encubierta de la izquierda republicana [...]

   Mucha mayor fortaleza exhibía, en cambio, el Partido Socialista. Éste había colaborado con la dictadura de Primo de Rivera, en cuyo régimen su líder principal, Largo Caballero, había sido consejero de Estado. Gracias a esa colaboración, el partido había llegado a la República como el más potente, organizado y disciplinado de las izquierdas. [...] El PSOE parecía haber adoptado una postura relativamente moderada durante el primer bienio, compartiendo el poder con los republicanos. Pero ya antes de abandonar el gobierno, en otoño de 1933, estaba dando un giro trascendental. Los continuos desórdenes civiles y el descrédito de sus aliados de gobierno llevaron a una mayoría socialista a concluir que el país maduraba rápidamente para pasar de una democracia <<burguesa>> a un régimen socialista de dictadura <<proletaria>>. Ese paso debía consistir en una revolución planeada, textualmente, como guerra civil".  

    Estas citas son del capítulo 1, "Las rebeliones contra la II República", pp. 35-44. 


   "Durante la insurrección guerracivilista hubo, en los combates y enfrentamientos, casi 1.400 muertos en 26 provincias, la gran mayoría de ellos en Asturias [...] Quedaron destruidos totalmente o de forma importante 935 edificios, incluyendo 58 iglesias, 26 fábricas y 63 edificios públicos. Algunas de las destrucciones afectaron a edificios artísticos de extraordinario valor, habiendo sido destruidas bibliotecas y obras de arte, como en Portugalete o en la universidad de Oviedo. Las carreteras y líneas férreas sufrieron asimismo numerosos sabotajes.

    En torno a un centenar de personas cayeron víctimas del terror revolucionario, en particular sacerdotes y religiosos, guardias, prisioneros, empresarios y otras personas tachadas de <<fascistas>>, etc. Las instrucciones secretas para la insurrección ordenaban suprimir o tomar como rehenes a gentes de relieve. El mayo núero de víctias se produjo en Asturias, donde más tiempo pudo ponerse en práctica el terror, aunque también hubo asesinatos en Cataluña, Guipúzcoa, Palencia y otros lugares". 

   "El 4 de octubre [de 1934] se conoció el nuevo gobierno, presidido por Lerroux, con tres ministros de la CEDA. El PSOE y la Esquerra lo consideraron un <<golpe fascista>>. [...] El comité insurreccional del PSOE se reunió en una sesión cuya ansiedad describe uno de los organizadores de la revuelta, Juan Simeón Vidarte [...] <<Los compañeros mostraban asombro o perplejidad. Pero todos fueron manifestando su aquiescencia...>> [...] No obstante, las decisiones fueron claras: desatar la guerra civil inmediatamente, tal como estaba previsto. Pero ¿y si la acción fracasaba? Para esa eventualidad los reunidos acordaron que el PSOE negaría toda relación con el alzamiento, presentándolo como una protesta espontánea de la gente. [...]  

   Adoptadas las disposiciones, se dieron órdenes a los jefes, varios de ellos diputados, de salir aquella misma noche hacia sus respectivas provincias para dirigir los ataques. El punto clave sería, naturalmente, Madrid, sede de los centros políticos del país. Fue declarada la huelga general, y los milicianos, armados con pistolas, fusiles y ametralladoras, tomaron posiciones durante la noche. Comenzaron los sabotajes y los asaltos a instalaciones civiles y militares, llenándose la noche de tiroteos y explosiones. [...] Varios cuarteles fueron así atacados pero, para sorpresa de los milicianos, los elementos que debían ayudarles desde dentro permanecieron pasivos.

   Al amanecer ocurrió algo peor: la huelga, impuesta a veces por la violencia, era muy amplia, pero los trabajadores no se unían a las milicias que luchaban en la calle, sino que simplemente se quedaban en sus casas. [...] Por otra parte llegaban de provincias numerosas informaciones de alzamientos y tiroteos.

   Esta efervescencia informativa engañó a los republicanos de izquierda, que creyeron que el levantamiento llevaba trazas de imponerse, y se precipitaron, el mismo día 5, a hacer públicos diversos comunicados rompiendo con las instituciones y solidarizándose de hecho con los sublevados. [...]  se mantendría el plan de asaltar el ministerio de Gobernación, donde se suponía, acertadamente, que estaría reunida buena parte del gobierno [...] El ataque se puso en práctica en la noche del 6 al 7 de octubre, llenando la Puerta del Sol de disparos de ametralladoras y fusiles, mientras se atacaban por segunda vez en aquellos días el Palacio de Comunicaciones, la Telefónica y el Congreso [...] la operación fracasó. 

   Este fracaso tenía carácter decisivo [...] Sin embargo la situación seguía siendo crítica. Para entonces continuaban los incidentes en no menos de 26 provincias. Las acciones más importantes ocurrían en Asturias, donde los mineros se habían sublevado, tomando los valles de la cuenca en un primer momento, y lanzándose a continuación sobre Oviedo. Buena parte de esta capital, así como de la región, estaba en trance de caer en sus manos. Asimismo en Vizcaya y Guipúzcoa se registraban graves enfrentamientos armados, con incendios y muertos. Y precisamente en los momentos del putsch madrileño, Company ordenaba la insurrección de Cataluña"

            Estas citas son del capítulo 4 "Estalla la insurrección", pp. 95-100.

  

Pío Moa, 1934: Comienza la Guerra Civil. El PSOE y la Esquerra emprenden la contienda, Barcelona, Ediciones Áltera, 2004. 

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   "Lo que plantea inquietantes cuestiones sobre la situación de la actual democracia española son las persistentes exigencias de que Moa sea: a) silenciado o b) ignorado. Reclamar tal censura demuestra la estrechez mental de los sectores dominantes de la historiografía española, así como que carecen de todo interés por establecer el menor diálogo o debate, cosas que resultan verdaderamente asombrosas al cabo de cerca de treinta años de democracia. Todo ello plantea la cuestión de saber si la democracia se ha implantado de verdad en las universidades españolas.

   [...] Existe hoy en España una nueva tendencia que pretende repolitizar la historia reciente del país. Dicho fenómeno parece remontarse a la campaña electoral de 1993 Hasta entonces estaba vigente un compromiso tácito entre los principales grupos políticos españoles para que ninguno de ellos tratara de usar el recuerdo de la Guerra Civil para sus propios objetivos. Pero en 1993, los socialistas, por primera vez en un decenio, corrían seriamente el riesgo de perder las elecciones, y ello les llevó a romper dicho acuerdo tácito al intentar instrumentalizar la Guerra Civil, atacando repetida y muy vehementemente a José Mª Aznar y al Partido Popular, a quienes acusaban de representar simplemente la vuelta de Franco. Por absurda que sea tal acusación, parece evidente que no dejó de producir su efecto, y cuando Aznar obtuvo la victoria en las siguientes elecciones de 1996, se incrementaron aún más los esfuerzos por politizar la historia reciente".

Stanley G. Payne, citas de su "Prólogo" a 1934: Comienza la Guerra Civil, de Pío Moa.

La mitad del libro es una colección de documentos y textos de la época, muy interesantes.






Atentado anarquista contra el tren Barcelona - Sevilla, en las proximidades de Valencia, 1934

Algunas informaciones sobre este atentado:

https://www.outono.net/elentir/2018/12/11/espana-1933-cuando-la-ultraizquierda-descarrilo-tres-trenes-tras-una-victoria-electoral-derechista/

http://www.elguardagujas.com/2018/12/el-atentado-anarquista-al-expreso.html





Comentarios

  1. Muy interesante. La Segunda fue un auténtico guirigay y claramente el poder de las izquierdas revolucionarias era inmenso y violento. También la pobreza del pueblo y el caciquismo. Supongo que había desesperación. Y coincido en que es insoportable la ausencia de debate académico. De la TV ya ni hablamos

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