Arsenio Ginzo, sobre la gran cadena del ser

   "Hay una concepción del universo, conocida bajo la denominación de gran cadena del ser y cuyos orígenes hay que ir a buscarlos a la misma filosofía griega de Platón y Aristóteles, que va a alcanzar una especial relevancia en el siglo XVIII. Se trata de una visión de la realidad según la cual se daría una continuidad, sin lagunas a lo largo de todo lo real. La idea puede revestir tanto una dirección ascendente como descendente a la hora de describir la totalidad unitaria de lo real, pero en ambos casos la concepción de fondo es la misma. 

   La aceptación de esta idea es común a todo el pensamiento europeo y así nos encontramos autores como Bolingbroke y Pope junto a otros como Kant, Herder y Schiller. También encontraremos esta idea en la Ilustración francesa. Si bien es cierto que Voltaire la rechaza, habrá otros que la asuman, tales como Diderot y Buffon. Al fin y al cabo, personalidades que van a ejercer tanto influjo en la Ilustración europea como Locke y Leibniz habían aceptado también esta idea, aunque con matices distintos. La estructura del universo aparecía así dominada por la presencia de un designio racional y acabado. Esto encajaba perfectamente en una concepción como la de Leibniz acerca de la continuidad armónica que preside la estructura del universo.

    Pero también un empirista como Locke le reservaba un espacio a esta idea [...] En el Ensayo sobre el entendimiento humano se afirma:

    En todo el mundo corpóreo y visible no vemos grietas ni lagunas. Desde nosotros, absolutamente todo desciende por escalones suaves y la serie continua que se alza en cada uno difiere muy poco del siguiente".

Arsenio Ginzo, La Ilustración francesa. Entre Voltaire y Rousseau, Madrid, Cincel, 1985.

Lo relativo a "La gran cadena del ser" está en las pp. 97-101.



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