Henning Mankell, Huesos en el jardín

"Wallander lo comentaba a menudo con sus colegas: en los últimos tiempos, ser policía era mucho más difícil. No obstante, en ese momento, en el despacho, mientras la hojarasca otoñal se adhería a los cristales de la ventana, se preguntó de pronto si de verdad era sí. ¿No sería una excusa para no tener que molestarse en estudiar los cambios que sufría la sociedad y, por tanto, también la criminalidad?  Nadie me ha acusado nunca de ser perezoso, pensó, pero quizás en el fondo lo sea, a pesar de todo". 

"Hacía muchos años que Wallander había aprendido que una de las cualidades imprescindibles para un policía era la paciencia. Siempre se presentaban días en que no ocurría nada, en que la investigación se encallaba y se resistía a moverse hacia delante o hacia atrás. En esos casos había que cargarse de paciencia, aguardar expectante el momento en que pudieran resolverse el problema. Los policías podían trabajar rápido, como presas de una gran ansiedad, pero jamás debían perder la paciencia los día en que nada sucedía". 

Henning Mankell, Huesos en el jardín, Barcelona, Tusquets, 2013.

El libro incluye un posfacio del autor que se titula "Cómo empezó, cómo acabó y lo que ocurrió entretanto", donde trata de este y los demás libros de la serie del inspector Wallander.






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