Isaac Asimov: acerca del Diluvio

    "El período comprendido entre 3100 y 2800 a. C. fue el Protoliterario (o de la escritura primitiva), en el que Sumeria floreció. Cabría suponer que, si ya existía la escritura, podemos saber mucho sobre ese período. La verdad es que no es así.

    La razón de ello no estriba en que se desconozca su lengua. El sumerio fue descifrado en los años treinta y cuarenta por el arqueólogo ruso-norteamericano Samuel N. Kramer.

   El problema es que los registros anteriores a 2800 a. C. están mal conservados. Hasta los pueblos que vivieron poco después del 2800 a. C. parecen haber tenido cierta escasez de registro del período anterior. Al menos, los registros posteriores que describen los sucesos que precedieron a esa fecha fundamental parecen tener un carácter muy legendario.

   La razón de este hecho puede resumirse en una sola palabra: el Diluvio. Los documentos sumerios que presentan una visión legendaria de la historia siempre se refieren al período anterior al diluvio.

   Los sumerios tuvieron menos suerte que los egipcios con respecto a las inundaciones fluviales. El río de Egipto, el Nilo, se desborda todos los años, pero raramente varía mucho el nivel de las aguas. Nace en los grandes lagos del África Central Oriental, y éstos actúan como un enorme depósito de aguas que sirve para atenuar las fluctuaciones de las inundaciones.

   El Tigris y el Éufrates no nacen en lagos sino en fuentes montañosas. No hay ninguna represa y las inundaciones pueden ser desastrosas en años de mucha nieve y repentinas olas de calor primaverales.

  Entre 1929 y 1934, el arqueólogo inglés Sir Charles Leonard Woolley excavó el montículo que correspondía a la antigua ciudad de Ur. Allí había estado una antigua desembocadura del Éufrates, a unos dieciséis kilómetros al norte de Eridu. Encontró una capa de limo de tres metros de espesor, sin ningún resto arqueológico.

   Llegó a la conclusión de que era un sedimento depositado allí por una gigantesca inundación. Calculó que tal inundación alcanzó una profundidad de unos nueve metros y se extendió por una superficie de 500 kilómetros de largo por 160 de ancho [...]

   Esta super inundación, o Diluvio, quizá se produjo alrededor del 2800 a. C. El Diluvio y los desórdenes que le siguieron deben de haber barrido, prácticamente, con los registros de las ciudades, y las generaciones posteriores no pudieron hacer más que tratar de reconstruir su historia con lo que algunos recordaban de los registros. Quizá los autores de cuentos luego aprovecharon la ocasión para hacer sagas, sobre la base de los pocos nombres y sucesos recordados, reemplazando la historia insulsa por dramas interesantes.

   Por ejemplo, a los reyes registrados en listas posteriores como habiendo reinado antes del Diluvio se les atribuyen reinados absurdamente largos. A cada uno de los diez que figuran en las listas se les atribuyen reinados de decenas de miles de años. Hallamos rastros de esto en la Biblia, pues los primeros capítulos del Génesis parecen haberse basado, en parte, en leyendas mesopotámicas. Así, la Biblia registra diez patriarcas (de Adán a Noé) que vivieron antes del Diluvio. [...] El hombre más longevo de la Biblia es Matusalén, el octavo de esos patriarcas, y se dice de él que vivió solamente 969 años.

   Se formó una leyenda sumeria del Diluvio que es el primer poema épico que se conoce. Nuestra versión más completa data de una época posterior en más de 2.000 años al Diluvio, pero también sobreviven fragmentos más antiguos y es posible reconstruir buena parte del poema.

   El héroe es Gilgamesh, rey de Uruk, que vivió algún tiempo antes del Diluvio. Era un hombre de una valentía heroica y que realizó grandes hazañas. En verdad, las aventuras de Gilgamesh han hecho que se le llame a veces el Hércules sumerio. Hasta puede ser que la leyenda contribuyese a la formación de los mitos griegos sobre Hércules y de algunos de los incidentes de La Odisea. Cuando un íntimo amigo de Gilgamesh murió, el héroe decidió evitar tal destino y comenzó a buscar el secreto de la vida eterna. Después de una complicada búsqueda, animada por muchas peripecias, dio con Utnapishtim, quien, en la época del Diluvio, había construido un gran barco con el que se habían salvado él y su familia (fue el quien, después del Diluvio, realizó el sacrificio que tanto agradó a los famélicos dioses). En la obra, el Diluvio es universal y, en cierto modo, tal vez fue así, pues la Mesopotamia era todo lo que les importaba del mundo a los sumerios.

   Upnapishtim no sólo había sobrevivido al Diluvio, sino que también había recibido el don de la vida eterna. Él puso a Gilgamesh en la pista de cierta planta mágica. Si comía esa planta, recuperaría su juventud en forma permanente. Gilgamesh obtuvo la planta, pero antes de que pudiera comerla, una serpiente se la robó. (Por su capacidad de cambiar su piel vieja y ajada para aparecer con otra nueva y resplandeciente, muchos hombres de la Antigüedad consideraban a las serpiente dotadas del poder de rejuvenecimiento, y el poema épico de Gilgamesh explica esto, entre otras cosas).

   El cuento de Utnapishtim es tan similar al cuento bíblico de Noé, que la mayoría de los historiadores sospechan que este último deriva del poema épico de Gilgamesh. También es posible que la serpiente que sedujo a Adán y Eva, privándolos de la vida eterna, tenga su modelo en la serpiente que privó a Gilgamesh del mismo don". 

Isaac Asimov, El Cercano Oriente, Madrid, Alianza Editorial, 1983, pp. 29-32. 




   

   

Comentarios

  1. El Diluvio, el que nos espera pròximamente en este local.

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    1. Detrás de mí, el Diluvio (y salga el sol por Antequera).

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