Jacques Le Goff, La baja edad media

  "El renacimiento del siglo XII se presenta, como todo renacimiento, como un retorno a los antiguos. <<No se pasa de las tinieblas de la ignorancia a la luz de la ciencia -dice Pedro de Blois- nada más que si se lee de nuevo, con un amor cada vez más vivo, las obras de los antiguos. Que ladren los perros, que gruñan los puercos. Yo por eso no dejaré de ser un sectario de los antiguos. Para ellos serán todos mis cuidados y el alba, cada día, me encontrará dedicado a su estudio>>.

   Pero más aún que los clásicos legados por la tradición occidental (Lucrecio, Ovidio, Estacio, Lucano, Cicerón, Séneca y sobre todo, ¡pero a través de qué peripecias!, Virgilio, el profeta precristiano, y Platón, rescatado de los distintos platonismos y neoplatonismos) es una herencia llegada por un nuevo camino que confiere un rostro original al renacimiento del siglo XII: la herencia greco-árabe, transmitida a la cristiandad por los musulmanes principalmente a través de España.

    Se han podido distinguir tres etapas en la transmisión en España, en el siglo XII, del saber greco-musulmán, gracias sobre todo a los traductores (entre los cuales se contaba un determinado número de judíos), que hacen pasar el legado científico del árabe al latín.

   Un judío converso de Huesca, Pedro Alfonso, atrae a comienzos del siglo la atención de los clérigos cristianos sobre la ciencia árabe por su Carta a los peripatéticos del otro lado de los montes. Llega una primera oleada, entre los que se distingue Adelardo de Bath, con quien se inicia un interés de los intelectuales ingleses por el saber árabe que permanece vivo en el transcurso de los siglos XII y XIII. 

   El período central, de 1120 a 1160, se halla dominado por la figura todavía mal conocida de Juan de Sevilla. Es una época en la que se realiza gran número de traducciones y en la que se afirma sobre todo el interés por la astronomía, la astrología, la meteorología y la matemática. En este marco se debe situar el viaje que realiza hacia 1141 a España el abad de Cluny, Pedro el Venerable, que amplía la actividad de los traductores hacia el conocimiento de la religión musulmana con la traducción del Corán, e impone costumbres de gran rigor en la exactitud de la traducción y en la corrección del latín, al tiempo que suscita trabajos en los que se realiza <<la unión de los trabajadores árabes y latinos de España con las escuelas de Francia, Chartres en particular>>.

   Finalmente, el último período, cuya figura más representativa en Toledo es Gerardo de Cremona (muerto en 1187), inaugura el interés de los latinos por las obras científicas y filosóficas de Aristóteles". 

Jacques Le Goff, La baja edad media, Madrid, Siglo XXI, 14ª edición, 1984, pp. 147-148.



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